Crónica | Reducción de riesgos a debate
Los medios franceses fijan su atención en la narcosala de Bilbo
El intenso debate social que se vive en el Estado francés acerca de la idoneidad o no de abrir salas de consumo supervisado de drogas ha hecho que los medios de comunicación del Hexágono hayan mirado a la experiencia puesta en marcha en 2003 en Bilbo.
Agustín GOIKOETXEA
Un equipo de la televisión pública francesa puso ayer el broche a las visitas de periodistas franceses, incluido el prestigioso ``Le Monde'', a la sala que Médicos del Mundo abrió hace ya siete años en la calle Bailén, junto al muelle de La Naja. El peregrinaje tiene su origen en la que hizo el 9 de julio una delegación de electos municipales de París, Marsella, Burdeos, Lille, Le Havre, Annemasse y Saint-Denis, que conforman el Seminario de Reducción de Riesgos.
Antes, en octubre de 2009, en el marco de la Jornada Internacional de Toxicomanías, Hepatitis y Sida de Biarritz, sus participantes se interesaron en la sala de Bilbo, al estimar que era ejemplo de integración en la vida de la ciudad, conciliando sensibilidades tan dispares como las de las asociaciones de vecinos, los propios usuarios, las autoridades civiles y sanitarias, así como colectivos ciudadanos.
Tal y como recordó ayer la presidenta de Médicos del Mundo, Teresa Maura, la legislación francesa, muy restrictiva en esta materia, pone trabas a la apertura de salas de consumo supervisado en las urbes, haciendo caso omiso de las recomendaciones del último Congreso Mundial del Sida en Viena, que abogó por la política de reducción de riesgos. Celina Pereda, actual directora de Drogodependencias de Lakua y presidenta de la ONG cuando echó a andar el proyecto, incidió en los problemas que está teniendo la asociación Bizia entre los vecinos del entorno del hospital baionarra de Saint Leon por impulsar un proyecto de intercambio de jeringuillas y de suministro de buprenofina -un sustituto de la metadona- entre los drogodependientes.
Ejemplo para Europa
Bilbo tomó, recordó Maura, el ejemplo de Ginebra, al abrir su sala de inyectado para un máximo de 6 personas simultáneamente y en 2005 se convirtió en el primer recurso en Europa que ofrecía un espacio para el inhalado, atendiendo a las nuevas costumbres de los usuarios, experiencia que luego pusieron en marcha en la capital suiza.
Así, en siete años, más de 2.500 usuarios diferentes han pasado por las dependencias de la calle Bailén, con una media de entre 60 y 70 personas a diario, algunas de las cuales la utilizan en más de una ocasión, puntualiza la presidenta de Médicos del Mundo. Además de atender a los periodistas franceses, prepara un encuentro internacional de salas de consumo, en el que responsables de servicios en Barcelona, Madrid, Amsterdam, Frankfurt, Ginebra o Vancouver expondrán sus experiencias y hablarán del futuro.
Maura desveló que el perfil de los usuarios ha ido cambiando con los años. «Ahora hay un porcentaje mayor que hacen una vida `normalizada', no viven en la calle, y su estado de salud -subraya- es mejor porque optan por inhalar o fumar heroína, cocaína o mezcla, en vez de inyectarse». Se trata, a la vista de los datos que poseen, de varones de 30 a 35 años y con más de 20 de consumo.
La portavoz del colectivo añade que los casos de sida, tras la introducción del preservativo, han disminuido «y es la hepatitis quien acaba con su vida. Es una lesión lenta pero progresiva». «Desconocen su estado y, además, al tener que dejar el consumo para llevar adelante un programa de curación, no lo consiguen», lamenta.