El joven neoyorquino Shawn Ku, proveniente de la prolífica cantera de creadores de videoclips, no se ha querido arriesgar en exceso a la hora de sacar adelante este su debut en el largometraje. Una breve mirada a la trama nos indica que estamos ante otro drama sobre familias desestructuradas lo cual queda rubricado en cuanto las luces se apagan y en la pantalla cobran forma las situaciones mil y un veces vistas relacionadas con ese punto de inflexión que determina las vidas de una familia que debe replantearse su modelo de vida cotidiano. En un intento por aportar algo novedoso, Ku incluye un detonante bastante impactante, todo hay que decirlo, que refuerza el contexto dramático en el que se ve envuelta la pareja protagonista: su hijo ha perpetrado una matanza en un instituto y se ha quitado la vida. Para cuando este trágico suceso ha ocurrido, sabemos de antemano que las cosas no marchan excesivamente bien en el seno del matrimonio protagonista. Sus palabras entrecortadas, casi silentes, acompañan un juego de miradas huidizas que pretenden eludir lo inevitable; la catarsis emocional que se avecina.

Reforzada por un reparto de cierto prestigio y que incluye a Maria Bello y Michael Sheen, «Beautiful Boy» entra de lleno en esa tipología de filmes cuyas buenas intenciones quedan salpicadas por un tono excesivamente condescendiente y diseñado para ser fácilmente digerible por el espectador habituado a esa ingente cantidad de dramas televisivos que exploran a golpe de artificio las interioridades de la familia de clase media-alta norteamericana. La buena labor interpretativa aporta algo de empaque dramático a una propuesta en la cual sabemos de antemano lo que va a ocurrir a continuación. De poco sirve que el autor haya querido guiarnos hacia ese obligado punto de inflexión en el que los protagonistas se encuentran atrapados en un callejón sin salida ya que las lágrimas, lejos de conmover, se convierten en un recurso decorativo más.