Representantes de TAT comparecieron ayer en Donostia junto a familiares y amigos de los nueve detenidos el pasado 14 de setiembre por la Guardia Civil, que denunciaron haber sufrido graves torturas durante los días que permanecieron incomunicados. Naroa Ariznabarreta, hermana de Aniaiz, relató ante los medios congregados uno de los nueve duros testimonios de tortura que se han conocido esta semana.

Ane Ituiño, abogada e integrante de TAT, fue más allá y señaló al juez de la Audiencia Nacional española Fernando Grande Marlaska como el «responsable» de estos nueve casos de tortura. «Ha tenido en su mesa indicios claros de torturas, ha hecho caso omiso y ni siquiera se ha dignado a remitir los testimonios a los juzgados pertinentes», censuró Ituiño.

Así, además del abogado de oficio que indicó al juez que las respuestas de los jóvenes le habían parecido «poco reflexionadas y automáticas», recordó como Eneko Compains pidió el habeas corpus a la médica forense, y que ésta trasladó su petición al juez recogiendo en su informe lo relatado por el joven; indicaron además, como algunos de los detenidos informaron a la secretaria judicial, durante el registro, que no querían declarar y que si lo hacían iba a ser en contra de su voluntad.

Por lo tanto, Ituiño manifestó que «es hora de dar un paso adelante» e instó a organismos políticos, sociales y sindicales a que «adopten acuerdos y compromisos concretos» en contra de la tortura. Ituiño explicó que necesitan «compromisos para que esto no vuelva a ocurrir y para ayudar en su rehabilitación a las personas víctimas de estas prácticas». Así anunció para otoño «una movilización o un gran acto».

Dos detenidos en Leioa

Durante la mañana de ayer dos personas fueron arrestadas por la Ertzaintza y cinco identificadas, en una exposición sobre los últimos testimonios de tortura instalada en Leioa, localidad de Erika Bilbao. La Ertzaintza «de muy malos modos», según los testigos, arrancó los carteles y se enfrentó a la vecinos que protestaban por su actuación; aseguraron que los agentes «amenazaron incluso con la navaja» que estaban empleando para retirar los carteles.