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Responder� un pa�s con el camino a sus pies

Siete ciudadanos vascos han sido nuevamente detenidos y trasladados a Madrid en r�gimen de incomunicaci�n. La rueda del macabro gui�n se pon�a en marcha de madrugada: decenas de polic�as irrump�an en casas y locales, arrestaban a ciudadanos que realizan un trabajo pol�tico que es p�blico y notorio, a mediod�a el ministro de Propaganda Rubalcaba daba a conocer las acusaciones: �son comisarios del frente internacional�, y la mayor�a de los medios hac�an de caja de resonancia sin importarles ni la integridad de los detenidos, ni la presunci�n de inocencia, ni la deontolog�a de la profesi�n period�stica.

Conociendo los precedentes, la visceralidad y la falta de reflexi�n constructiva con la que el Estado ha afrontado los nuevos tiempos y desaf�os, eran previsibles tanto �sa como las anteriores operaciones. Sin embargo, eso no le resta gravedad al hecho. Y obliga a responder con temple pero con firmeza. El verdadero destinatario de esta operaci�n no es la izquierda abertzale, es el esfuerzo colectivo que entre todos est� generando un nuevo escenario para todos. Es tiempo de actuar como pa�s, no de respuestas partidistas. Bilbo ser� este s�bado testigo de ello y ejemplo para generar una espiral social potente que multiplique el trabajo por las condiciones democr�ticas necesarias y refuerce la movilizaci�n popular.

La torpeza del Estado roza lo patol�gico. Justo cuando est� bajo escrutinio y lupa internacional decide actuar contra quienes han defendido en el mundo la independencia para este pa�s por medio de los votos. Pretende as� generar conmoci�n para buscar una r�pida superioridad psicol�gica en el proceso; pretende expandir el des�nimo y la impaciencia para obligar a quienes apuestan por el cambio a intentarlo desde la desesperanza. Pero retrata su propia debilidad e incapacidad para afrontar el futuro en t�rminos radicalmente democr�ticos. Este pa�s tiene suficiente escarmiento y propio convencimiento para saber que si se pone en marcha, el Estado ceder�, y ceder� en la buena direcci�n. El camino ya est� a sus pies.

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