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Nueva operación policial

La charla se hace protesta en Bilbo y la asamblea acaba en carga en Hondarribia

La redada encontró dos respuestas destacadas. En Bilbo, la charla de un dirigente boliviano dio paso a una concentración de protesta. Y en Hondarribia, la asamblea fue abortada a porrazos.

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Rubén PASCUAL

Askapena tenía anunciada ayer una charla en Bilbo con Ramiro Lizondo, director de Planificación del Ministerio boliviano de la Presidencia. El acto se sustituyó por una concentración de protesta por la redada, con decenas de personas indignadas. El propio Lizondo, desde la prudencia lógica por su cargo, no ocultaba su incomprensión por las acusaciones oficiales: «Me sorprendió mucho eso, porque los conozco años atrás, de cuando yo estudiaba en Barcelona. Dí unas charlas para dar a conocer el proceso boliviano y Askapena me ayudó mucho».

Mientras los congregados sostenían una pancarta con el lema «El internacionalismo no es delito», Lizondo remarcaba el carácter «solidario» de Askapena y sus brigadas. Y añadía que «como funcionario de un gobierno extranjero no puedo opinar sobre temas internos, pero confío en que pueda darse una oportunidad real de pacificación».

A la misma hora, en Hondarribia decenas de vecinos se habían reunido en asamblea para conocer la situación de su vecina Itsaso Lekuona. La Ertzaintza no tardó en aparecer, a pie, y cargó a porrazos. Al menos tres personas resultaron heridas, una de ellas de avanzada edad y que acabó sangrando. Los uniformados ni siquiera dieron explicaciones de su actuación.

Hubo más protestas, cuantiosas en Arruazu (250 personas) o Algorta (300). En Urduña se concentraron 35, en Zarautz 25 y en Gares 17, por dar otros ejemplos.

Firmantes de Gernika y ELA denuncian la redada

En Euskal Herria no tardaron en llegar muestras de denuncia de esta nueva operación policial, entre las que destacaron las de la izquierda abertzale, Aralar y Alternatiba en el ámbito político, ELA y LAB en el sindical, y Komite Internazionalistak en el espacio de la solidaridad. Casi todos ellos advirtieron una intencionalidad política muy marcada en esta redada.

Así, la izquierda abertzale se hizo eco de la firma del Acuerdo de Gernika y la entrevista a dos representantes de ETA de este pasado fin de semana como dos acontecimientos positivos que contrasta con la posición adoptada por PSOE y PNV. Concluyóde ello que «existe una casta política que le tiene pánico a la paz y está dispuesta a hacer todo lo que esté en su mano para abortar el proceso de solución». Frente a ello, planteó que «son tiempos de actuar con responsabilidad. Debemos responder a todos los que quieren sabotear la posibilidad de transcurrir a otra fase política y hacerlo con responsabilidad y nuevas dinámicas. El Estado español provoca y provocará, conculca masivamente nuestros derechos y utiliza la violencia con las ciudadanas y ciudadanos vascos. Es ahora más que nunca el momento de aunar esfuerzos para obligarle a desistir en su actuación. Debemos multiplicar la labor a favor de los derechos democráticos mínimos».

Aralar también entiende que «el Estado español está tensando la cuerda» porque «no es entendible que en quince días se hayan llevado a cabo dos operaciones policiales de claro carácter político y se haya prohibido una manifestación para reivindicar todos los derechos». Ante ello, su vicecoordinador, Jon Abril, solicitó «a los dirigentes españoles el reconocimiento y respeto de todos los derechos humanos».

Alternatiba también se solidarizó con los afectados y reprobó «la política de Interior encasquillada en el `todo es ETA'».

ELA atribuyó la operación igualmente «al impulso político de quien ha decidido poner obstáculos a la solución del conflicto» y exigió al Gobierno del PSOE que «revise su actual política en Euskal Herria y tome aquellas decisiones que contribuyan a consolidar la distensión, la paz y la normalización política».

LAB, por su parte, defendió la solidaridad internacional y la labor concreta de Askapena, tras lo que recalcó que «operaciones represivas como ésta, además de castigar el trabajo militante, pretenden sabotear el nuevo proceso, que tiene como finalidad abrir cauces democráticos para que nuestro pueblo decida su futuro». Reivindicó la vía abierta en Gernika, exigió a Madrid que «ponga fin a esta locura represiva» y situó la manifestación del sábado en Bilbo como una gran opción para que la clase trabajadora vasca reivindique los derechos civiles y políticos.

Komite Internazionalistak también valoró que «frente a los rápidos cambios que se están dando en este país en las últimas semanas, el Gobierno español se encuentra perdido y sin saber qué respuesta articular. Lo único que se le ocurre es aumentar la represión de manera ilógica y, cómo no, injusta».GARA

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