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Crónica | Salud laboral

Cementos Rezola oculta a quienes trabajaron con amianto, según LAB

En Cementos Rezola de Añorga hay antecedentes de trabajo con amianto y un fallecido por un mesotelioma pleural. La empresa quiere ocultar a parte de la plantilla que ha trabajado con el cancerígeno.

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Juanjo BASTERRA

La OIT apuesta por avanzar en la eliminación del amianto en el mundo. Cada cinco minutos fallece un trabajador por culpa de este mineral cancerígeno. En Hego Euskal Herria en 2009 fallecieron 17 ex trabajadores por cáncer contraído por el amianto y durante este año son, al menos, 15 trabajadores más los que han perdido la vida.

En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, según Osalan, existen registrados una mínima parte: 6.157 trabajadores, de ellos 1.309 en activo y expuestos de forma directa al mineral cancerígeno, y 4.848 trabajadores ya jubilados, pero que trabajaron de forma directa o indirecta con el amianto. Sin embargo, todavía en mucha empresas no se adoptan medidas de control ni de prevención con los trabajadores que estuvieron o están expuestos, entre otras razones, porque desde la Inspección de Trabajo y desde Osalan no se actúa de manera rotunda. Es el caso de Cementos Rezola de Añorga, en Donostia, donde falleció Ezekiel Illarramendi hace ya dos años por un mesotelioma pleural derivado del amianto. Según Víctor Belio, delegado de LAB, la dirección de la empresa cementera está poniendo una serie de obstáculos para registrar a todos los trabajadores que en algún momento de su vida laboral contactaron con el amianto.

Década de los noventa

«Cuando se conoció que un antiguo trabajador de Cementos Rezola contrajo una enfermedad cancerígena mortal producida por la inhalación de fibras de amianto, se personó la Inspección de Trabajo y requirió a la empresa que confeccionara una lista de empleados, tanto los activos como los jubilados, con el objeto de que se les realizaran la vigilancia específica de la salud», explica Belio.

En principio, el periodo que se consensuó con la empresa para fijar la lista llega hasta la década de los noventa del siglo pasado, dado que antes de esas fechas el amianto estuvo presente en la empresa. También se realizó un control en la empresa para conocer dónde se encontraba el mineral cancerígeno. Sin embargo, el delegado de LAB afirma que «comprobamos que existían omisiones. Las observaciones que hicimos los delegados de prevención al respecto no obtuvieron respuesta satisfactoria. Es más, nos encontramos con una cerrazón nunca razonada».

El delegado de prevención de LAB recuerda que desde que «tomamos conciencia de la gravedad del problema» se localizaron zonas donde había amianto, «no sólo en placas de fibrocemento en no buen estado y abundantes, sino en cordones y juntas y mangueras de conducción de agua de refrigeración, que fueron instaladas en la última década por personal de ingreso reciente en la plantilla». Ante esa situación, la central denuncia la cerrazón de la empresa para añadirlos a la lista del protocolo de vigilancia.

Para LAB, «eso es grave», como indica Víctor Belio, lo que ha llevado a los delegados de prevención a interponer una denuncia ante la Delegación de Empleo del Gobierno de Lakua, que ha sido trasladada a Osalan. Sin embargo, el representante de LAB denuncia que el personal de Osalan «nos hizo afirmaciones e insinuaciones más o menos veladas acerca de que una exposición puntual o con una escasa frecuencia no daría lugar a la inclusión en esa lista del protocolo de vigilancia específica, porque no hay que magnificar». Para Belio, «ante un cancerígeno como el amianro, la intensidad o frecuencia de la exposición no debería de ser el criterio a seguir, ya que no hay dosis mínima por debajo de la cual el riesgo sea cero».

 

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