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Análisis | Subidas generalizadas en el tercer trimestre

Las bolsas no despejan su temor a un parón del crecimiento económico

En Europa, persiste la sombra de fragilidad pese al aprobado del test bancario. Estados Unidos ofrece mensajes contradictorios sobre la solidez de su crecimiento, pero la Reserva Federal podríá verse obligada a intervenir y la creación de empleo sigue débil

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Alberto CASTRO Analista bursátil

Entre julio y setiembre, las bolsas han presentado ganancias que han recortado las pérdidas acumuladas pero que no ocultan que afrontan el último trimestre del año con las mismas dudas con que lo empezaron sobre la fortaleza del crecimiento económico.

Las bolsas enfrentan el último trimestre del ejercicio prácticamente con las mismas incertidumbres que a lo largo del resto del año. El debate sobre la fortaleza del crecimiento económico mantiene abiertas muchas posibilidades de cierres negativos anuales en los mercados de renta variable. No obstante, las ganancias acumuladas desde julio han permitido recortar los balances negativos. El Ibex cae, tras la primera sesión de octubre, un 12,48%%, y el CAC 40, un 6,20%.

El último trimestre ha comenzado con los mismos problemas y temores padecidos a lo largo de los nueve primeros meses. Las dudas sobre la solvencia de los países periféricos en Europa, el miedo a una desaceleración en el ritmo de crecimiento de las economías occidentales, sobre todo en EEUU, y la prudencia por la situación de las entidades financieras europeas siguen componiendo la agenda del riesgo para los inversores.

En el caso de los bancos europeos hay una sombra de fragilidad a pesar de haber superado el test de esfuerzo. El aprobado general obtenido en el examen tiene en el debe la escasa exigencia de la metodología, la ocultación de activos relacionados con la deuda soberana y la propia fecha de elaboración, justo después de las inyecciones millonarias de los gobiernos.

Y de cara al futuro tampoco hay grandes esperanzas de que corrijan el proceder, ya que la nueva norma reguladora de su actividad, la llamada Basilea III, aprieta levemente las exigencias de cantidad y calidad del capital bancario. Además, este proceso se fía a largo plazo y se topa con el desplante propio de los bancos al decir que la aplicación de esta norma estrangulará el crédito. Se han olvidado muy pronto de su papel estelar en la generación de la crisis actual.

Con todo, el principal debate se vive en Estados Unidos, donde se suceden datos contradictorios sobre la fortaleza de su crecimiento. Pero es evidente que no hay tal fortaleza porque la Reserva Federal podría verse en la necesidad de intervenir de forma directa con la compra de bonos, tal como hiciera en marzo cuando desembolsó 1,7 billones de dólares. Se especula con una nueva operación a corto plazo a fin de que no se detenga la generación de liquidez y la concesión de créditos.

También están jugando en su contra la debilidad del mercado inmobiliario, que no levanta cabeza, y la todavía precaria confianza del consumidor. No se debe olvidar, por otro lado, que el paro, el único factor en verdad determinante para hablar de superación de una crisis, sigue por encima del 9%, y que la creación de puestos de trabajo es débil, a pesar de algunos repuntes puntuales. Es decir, no se ha consolidado todavía una línea ascendente en la reactivación del empleo.

En el otro lado de la balanza, aunque sea a cuentagotas, van apareciendo datos estimulantes en la actividad manufacturera y en el propio PIB, que en el segundo trimestre creció un 1,7%. En el primero alcanzó el 3,7%.

Asimismo, en el tercer trimestre se han disparado las adquisiciones y fusiones empresariales, una síntoma de que las compañías disponen de grandes reservas y gran confianza en el futuro próximo. Bien es verdad que algunas de esas empresas han optado por dirigir los esfuerzos a ampliar negocios, captar beneficios de una forma más rápida y consolidar sus posiciones de liderazgo después de haber realizado enormes ajustes de costes. Es además especialmente llamativo que, salvado el momento más temible de la crisis, no han destinado esos fondos para recuperar a los empleados despedidos. Y, lo que es peor, podrían adelgazar de nuevo las plantillas según los excedentes detectados en las fusiones.

En las bolsas, el tercer trimestre ha supuesto, pese a los altibajos, un periodo de ganancias generalizadas. Es decir, los inversores, aunque prudentes, han apoyado las subidas a la espera de que se confirme la tímida, pero inconstante, tendencia de recuperación apuntada en EEUU o Alemania. En algunos índices, incluso, se ven ya balances anuales positivos: el Dax Xetra se apunta, tras el cierre de la primera sesión de octubre, un 4,26%, y el FTSE100, un 3,33%.

Por el contrario, el Ibex (-12,48%) y el CAC 40 (-6,20%) siguen acumulando pérdidas en el año. No obstante, el índice principal del SIBE ha recortado ampliamente la caída del 22,42% en el primer semestre. De julio a setiembre ha ganado un 13,51%.

En Estados Unidos, la evolución ha sido aún más favorable y todos sus indicadores principales han terminado con subidas. El Dow Jones ganaba, a 30 de septiembre, un 3,45%, y el Nasdaq 100, un 7,40%.

En el Ibex, el farolillo rojo destacado es Gamesa, que se hunde un 56,43%, por el cambio regulatorio en las energías renovables y unas perspectivas de crecimiento menos favorables. Todos los pesos pesados, excepto Repsol (+0,91%), presentan pérdidas tras la primera jornada del cuarto trimestre. BBVA baja un 22,19%, Santander, un 19,33%, Iberdrola, un 15,40%, y Telefónica, un 6,94%.

El capítulo de ganadores se reduce a siete valores. De ellos, destacan Iberia (+49,08%) e Inditex (+34,25%). La primera firma se ha beneficiado de su fusión con British Airways, todavía sin concretar en todos los apartados, y la segunda ha sorprendido por sus abultados beneficios en plena crisis. El que haya mantenido los títulos de la OPV de Inditex, que cotizan desde mayo de 2001, acumula una revalorización del 289,25%, a la que se suman los dividendos repartidos en esos ejercicios.

En París, el peor es Lafarge (-28,48%), seguido de ArcelorMittal, EDF y Alstom, que ceden más del 24%. Pinault-Printemps (+37,88%) y LVMH (+34,15%) registran los mejores balances anuales.

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