La historia de la infamia se escribe diariamente y se plasma en vídeos que van apareciendo en las redes sociales. Algunos saltan a la pantalla televisiva, con tratamientos muy sesgados en la mayoría de las ocasiones, pero que su emisión responde siempre a criterios emanados de algún centro de decisión que utiliza esa emisión para algún objetivo de mayor alcance. Es indudable que existe un componente narcisista y exhibicionista que hace que algunos cuelguen imágenes de sus actos más indecentes, como la mujer que acaba de colgar las fotos de su hija atada a una pared con cinta adhesiva por el simple motivo de una diversión cafre que esconde una idea de la violencia doméstica de aparente baja intensidad pero que puede causar los mismas daños sicológicos a quien la sufre.

En los últimos tiempos, los vídeos que vemos son del absoluto desprecio que algunos soldados israelíes demuestran ante indefensos palestinos, capturados, inmovilizados, vejados. La insistencia de estos actos y su difusión nos hace sospechar de su casualidad, y probablemente sea una estrategia de crear más miedos. Es un goteo de vídeos, de fotografías, que construyen la videoteca de la infamia, del terror. Hay ya numerosas horas grabadas y archivadas, pero realmente, ¿cuántas conocemos de las realmente existentes? Si nos van enseñando unas pocas, es que falta la parte más grande, la que todavía se está pensado en anular o en conservar para ser utilizada en otros momentos para alguna campaña.

Las guerras abiertas, declaradas, las invasiones, los actos de los ejércitos más dotados con posibilidades de destrucción son los que van proporcionando mayores éxitos en esta macabra lista de más violentos, de mayor agresividad añadida, de mayor saña. Pero no debemos olvidarnos que hemos visto actitudes violentas en comisarías de los mossos d'escuadra, por lo que no se supone que habrá de otros cuerpos, de otras comisarías, de otras dependencias en cuartelillos que alguien irá archivando, para el chantaje, para la formación de futuros policías. Hoy los teléfonos celulares portátiles son cámaras, y por eso vemos algunas imágenes que nos dejan traspuestos.