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MARIO ICETA GABICAGOGEASCOA | Obispo electo de Bilbo

«La autoridad de la Iglesia no tiene nada que ver con el autoritarismo»

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

El obispo electo de Bilbo hace un hueco en su apretada agenda y recibe a GARA en su despacho del Obispado para responder en tono conciliador a los retos que afronta en su episcopado.

La caída vertiginosa de fieles es una realidad. ¿Cómo se puede frenar esa tendencia? ¿Existe algún plan particular al respecto?

La misión de la Iglesia consiste siempre en anunciar el Evangelio y propiciar el encuentro de cada persona con Jesús. En nuestra diócesis existe una ya larga tradición de elaborar entre todos los planes de evangelización. Desde el año pasado está en marcha el cuarto plan, que trata de la revitalización de nuestras comunidades a la luz de la Palabra de Dios para ser sus testigos en el mundo. Es éste el plan que la diócesis está llevando adelante, en el cual estoy firmemente comprometido en su impulso y realización.

¿Es posible en la actual sociedad hacer atractiva la Iglesia a los jóvenes?

La persona humana de todos los tiempos lleva impresa en su corazón el deseo de ser amado, de vida plena, de eternidad, de felicidad que reflejan en último término el deseo más profundo que es el deseo de Dios. La juventud es un periodo hermoso de la vida lleno de ideales, de deseos de vivir plenamente, de grandes proyectos e ilusiones. Nuestra misión consiste en propiciar el encuentro de los jóvenes con la persona de Jesús. Es una tarea apasionante pero no exenta de dificultades. Muchas veces quizás no atinamos a descubrir el método adecuado para propiciar este encuentro, pero estoy muy contento con la tarea estupenda que realizan el Secretariado de Juventud y los diversos grupos parroquiales, movimientos e instituciones eclesiales que trabajan con la juventud.

Los actuales presbíteros se las ven y se las desean para cubrir las necesidades en las parroquias vizcainas. ¿Habrá que «importar» sacerdotes para cubrir la falta de vocaciones?

En el plan pastoral que estamos poniendo en práctica, uno de sus elementos fundamentales para revitalizar nuestras comunidades consiste en lo que denominamos la remodelación pastoral con la erección de unidades pastorales. Tengo la esperanza de que en la medida en que nuestras comunidades se revitalicen, y que también se profundice en la experiencia de Dios de todos los que componemos la Iglesia en Bizkaia, estaremos en mejores condiciones para que cada uno descubra su propia vocación. Ello redundará en un aumento de vocaciones a los diversos carismas, entre ellos a la vida sacerdotal, con lo que espero que este repunte de vocaciones al sacerdocio sea suficiente para cubrir las necesidades de la diócesis.

Tras dos años como obispo auxiliar no parece haber ganado las simpatías de los críticos con su llegada. ¿Cómo lo pretende hacer a partir de ahora?

Como dije en el mensaje de saludo a la diócesis el día en que se hizo público el nombramiento, quiero ser obispo con todos y para todos. He repetido ya en varias ocasiones que uno de los ministerios principales del obispo es servir a la comunión y pido al Señor que me ayude en este cometido y a todos los diocesanos, cada uno desde su ministerio, carisma específico o responsabilidad, que podamos construirla entre todos. La existencia de diversas sensibilidades de la diócesis no impide que podamos crecer en comunión.

¿No cree que su formación como sacerdote en seminarios españoles, considerados «más conservadores», y en otros centros de la órbita del Opus Dei ha podido ser un hándicap en ese acercamiento?

Yo creo ante todo en la calidad humana y cristiana de las personas. El recibir la formación en otros seminarios o centros de la Iglesia no tiene por qué consistir un hándicap para servir a una Iglesia particular. Durante los años que estudié en Roma, conviví con sacerdotes formados en seminarios de diferentes diócesis del mundo y ello constituyó para mí, más que un obstáculo, una maravillosa riqueza.

¿Cree que los movimientos neo en la Iglesia están llamados a ser su nueva vanguardia?

En la Iglesia hay diversidad de carismas y sensibilidades que proceden de los dones que suscita el Espíritu Santo. El Espíritu articula la Iglesia en una admirable conjunción de unidad-diversidad. Unidad no significa uniformidad. Los cromatismos, la diferencia de sensibilidades, no sólo no rompen la unidad, sino que la enriquecen. Ya San Pablo nos habla de esa unidad en la diversidad. El Espíritu Santo es el actor de la unidad y de la comunión en la Iglesia y, al mismo tiempo, quien reparte los diferentes dones y carismas encaminados todos ellos, en su diversidad, a la edificación de la comunión.

No creo que haya que pensar en movimientos que se constituyan en nuevas vanguardias, sino en que cada uno sea fiel al carisma recibido y, aunando nuestros lazos de comunión y fraternidad, nos entreguemos juntos a la hermosa tarea de la evangelización.

Usted ha hablado de que no cree en la dicotomía Iglesia conservadora-progresista, ¿por qué?

Yo creo en que la Iglesia es la familia de los hijos e hijas de Dios, es el pueblo de Dios. Los clichés conservador-progresista son elementos extraños al auténtico dinamismo del pueblo de Dios.

¿Está condenada la Iglesia vizcaina a la desunión?

En absoluto. La Iglesia de Bizkaia posee una gran vitalidad y es muy rica y variada en sus dones y carismas. Ello, lejos de ser un obstáculo para la comunión, nos debe ayudar a que cada uno, desde su propio carisma y sensibilidad, contribuya a la edificación del Reino de Dios y a vivir en espíritu de fraternidad como nos pidió Jesús y el Espíritu nos posibilita. A este respecto, uno de los principales ministerios del obispo es ser factor de comunión y trabajar para que esta comunión cada día se vaya fortaleciendo.

Monseñor, le voy a poner en un compromiso: ¿qué cree que ha buscado la Santa Sede con su elección?

La Santa Sede, con cada nombramiento de obispo, teniendo en cuenta las necesidades y características de una diócesis determinada, y teniendo en cuenta el perfil de un obispo, sus cualidades y también sus limitaciones, intenta designar a la persona que en ese momento y en las circunstancias concretas de cada Iglesia particular pueda servir mejor a la porción del Pueblo de Dios que se le encomienda.

¿Y la de José Ignacio Munilla en la vecina diócesis de Donostia?

El criterio que le he expuesto anteriormente pienso que es el criterio fundamental para la elección de un obispo en cualquiera de las diócesis de la Iglesia.

¿Qué les diría a quienes acusan a Roma de haber dado un golpe de timón en la Iglesia vasca para diluirla en la española?

Que no estoy de acuerdo con esa opinión.

¿El alejamiento de la Iglesia de la realidad vasca no les resta potencial? ¿La mayoría social abertzale no puede sentirse herida?

Pienso que la Iglesia en Bizkaia ha estado muy pegada a la realidad de este pueblo al que ha servido con entrega y al que quiere seguir sirviendo. Si enumeramos el bien que la Iglesia, con sus distintas instituciones de variados ámbitos de tipo no sólo estrictamente religioso, sino también cultural, social, educativo, sanitario, asistencial, etc. han realizado, la lista sería interminable. Y esta misma Iglesia quiere seguir compartiendo con este pueblo sus gozos y esperanzas, así como sus preocupaciones y angustias para servirlo con entrega.

¿Cómo pretende levantar la «losa» que supuso la carta de 677 religiosos y seglares en favor de un proceso participativo en la elección del obispo?

La participación y la corresponsabilidad en la diócesis es un activo importante que es necesario seguir potenciando. A este respecto, siempre he creído y he practicado el trabajo en equipo y la corresponsabilidad. La diócesis tiene varios órganos que posibilitan su ejercicio, como son el Consejo Episcopal, el Consejo del Presbiterio y el Consejo Pastoral Diocesano y estoy dispuesto a dinamizarlos para que sean órganos precisamente de comunión, participación y corresponsabilidad.

Tras su consagración del 11 de octubre, llegarán los cambios en las estructuras de la diócesis. ¿Serán profundos?

La diócesis está inmersa en llevar adelante el Cuarto Plan de Evangelización. Es la hoja de ruta que la diócesis ha trazado hasta el año 2013. Es un buen plan y realista, cuya columna vertebral nos habla de revitalizar nuestras comunidades para la misión a la luz de la palabra de Dios. Esos son los tres pilares de este plan y yo lo asumo con gusto y estoy dispuesto a impulsarlo y dinamizarlo. Este plan conlleva la remodelación pastoral, como también ya he apuntado. Es una remodelación que posee una profunda raíz espiritual y está intrínsecamente ligada a la revitalización de nuestras comunidades. El plan fue elaborado con la participación de todas las instituciones y comunidades que conforman la diócesis y todos estamos llamados a embarcarnos en él.

¿Los golpes de autoridad no son un hándicap para el relanzamiento de la Iglesia vasca?

A mí me gusta escuchar, dialogar, intentar comprender otros puntos de vista de un mismo asunto, ponerme en el lugar del otro. Soy firme partidario de alcanzar acuerdos, de la persuasión en el debate sereno y de la convicción personal y comunitaria. La autoridad en la Iglesia es servicio y no tiene nada que ver con el autoritarismo.

¿Volverán a ser más habituales las pastorales conjuntas de los obispos vascos?

Las pastorales conjuntas han sido de una gran calidad en todos los aspectos, así como una excelente herramienta pastoral que ha hecho mucho bien en nuestras diócesis. Los obispos actuales estamos dispuestos a continuar con este instrumento pastoral que nuestros antecesores iniciaron y tan buenos frutos han dado.

¿Tiene opinión sobre el caso del fraile Joxe Arregi?

Sobre asuntos de personas concretas en los que, además, no tengo información personal y directa de las personas implicadas, no me parece correcto emitir una opinión.

¿Los escándalos relacionados con los casos de pederastia ponen en cuestión el papel que ha jugado la Iglesia en la educación?

La tarea de la Iglesia en la educación ha sido ingente en tantos lugares y durante tanto tiempo. Actualmente existe un sistema estatal de educación. Pero cuando éste no existía, la labor de la Iglesia ha sido ingente en la alfabetización de amplísimas capas de población mundial con recursos escasos, en todas las latitudes del mundo, así como hacerse presente en todos los ámbitos de la educación, desde el más elemental hasta el nivel universitario y científico con centros universitarios de reconocida fama internacional. Los casos de pederastia son casos absolutamente rechazables e injustos que nos producen dolor e indignación.

Nuestra actitud debe ser el pedir perdón a las víctimas, resarcir el daño causado en la medida que sea posible, colaborar con la justicia y poner en marcha todas las medidas necesarias para que casos de estos no puedan volver a repetirse. Sería injusto poner en cuestión el impresionante servicio que ha hecho y hace la Iglesia en la educación por la existencia de estos casos realmente deplorables y que nos avergüenzan.

En su mensaje del 15 de agosto en Begoña afirmó que la Iglesia sigue comprometida en la búsqueda de la paz. En la actual coyuntura, ¿en qué se concreta?

La tarea de la Iglesia es eminentemente pastoral. La paz conlleva una pedagogía propia y una espiritualidad. La Iglesia está comprometida desde hace mucho tiempo en trabajar y promover la paz en nuestro pueblo y rechaza toda forma de violencia y terrorismo. Queremos ser constructores de paz y hay muchas personas, comunidades e instituciones eclesiales firmemente comprometidas en ser constructores y promotores de paz.

¿Está llamada la Iglesia a jugar algún papel en la resolución del conflicto político vasco? Por cierto, ¿cree que existe ese conflicto? Algunos lo niegan.

No podemos confundir la tarea de la Iglesia, que como le he dicho es siempre una tarea pastoral, con la tarea política o de las instituciones de la sociedad o del Estado. Como le decía anteriormente, la labor de la Iglesia se realiza siempre desde una perspectiva de servicio a las personas, a la sociedad y al pueblo donde se enraiza, más allá de opciones políticas concretas. Las cuestiones políticas tienen sus ámbitos propios de debate y resolución que nosotros respetamos.

¿Estaría dispuesto a intermediar para que las condiciones de vida de los presos vascos y sus familiares mejorasen?

La Iglesia está muy presente en el mundo de la prisión y de los privados de libertad y sus familias. No en vano, contamos con el Secretariado de Pastoral Penitenciaria que presta una labor excelente en la atención a los presos y el acompañamiento de las familias. La Iglesia se hace siempre presente en los lugares de sufrimiento y está comprometida en mejorar las condiciones de vida de todas las personas privadas de libertad y el acompañamiento y ayuda a sus familias.

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