La brutal agresión que el portavoz de EHGAM y miembro de Zutik Mikel Martín sufrió hace seis años no tuvo excesiva cobertura en la mayor parte de los medios de comunicación. En realidad apenas tuvo cabida en los mismos. Y menos aún tuvo la noticia de que los supuestos agresores, ahora juzgados por esos hechos, fueron cuatro militares españoles. Incluso aceptando la curiosa, o perversa, lógica de que la falta de motivación política de la agresión le resta interés informativo, incluso dando por buena la lógica según la cual si el ministro o el consejero de Interior no comparecen para enumerar los delitos de los detenidos el caso reviste menor gravedad, parece claro que el ataque tiene un componente político en su motivación, según lo que Martín afirmó tras los sucesos y ayer mismo en la primera sesión del juicio por los mismos. Un juicio que convierte el caso en algo muy poco habitual, una excepción entre tantas agresiones de «incontrolados» por la que cabe felicitarse, pero que hace más evidente el hecho de otros muchos casos similares e incluso más graves que no sólo no han llegado a los juzgados, sino que ni siquiera han sido investigados.