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Izaskun Larreategi Cuadra | Santi Brouard Taldea

El mundo al revés

 

Pocas veces unas elecciones tuvieron tanto interés en los medios de comunicación alineados con las transnacionales de la desinformación como los comicios electorales celebrados el recién pasado 26 de septiembre en la República Bolivariana de Venezuela. Tiene su lógica, sobre todo si tenemos en cuenta que los intereses de los centros del poder mundial capitalista sobre las tierras de Simón Bolívar son un objetivo de primer orden. Al imperialismo, como bien dice Fidel, lo único que le interesa es el petróleo de Venezuela. Seguramente por ello, en su permanente estado de voracidad delirante, llegan a propagar por el mundo que Chávez ha perdido las elecciones. ¿Cómo se pierden unas elecciones sacando más votos? Han propagado hasta la saciedad que la contrarrevolución recaudó más sufragios que el PSUV, cuando saben perfectamente que el partido que lidera Hugo Chávez recogió 5.422.040 votos por 5.320.175 de la oposición. Además, la MUD sumó para sí 520.000 votos que pertenecen a otras organizaciones políticas. Sectores opositores siguen empecinados en decir que han ganado y el presidente les responde: «sigan ganando así, cuántos gobiernos en este planeta quisieran tener el 60% de mayoría absoluta, sin hacer alianza con nadie». El PSUV sentará en la Asamblea Legislativa 98 diputadas y diputados, y la contrarrevolución 64. ¿En qué país 98 es menos que 64?

«Si hasta este año no había ningún diputado de la oposición en el Parlamento, es porque en las elecciones de 2006 en una pésima jugada política se retiraron de la contienda electoral para deslegitimar aquellos comicios. Ahora que cambiaron su estrategia, han demostrado que son minoría». Dicen que antes no tenían ninguno y que ahora son 64.

Es «el mundo al revés» que tan bien explica Eduardo Galeano. Pero por mucho que les duela, el partido que dirige Hugo Chávez Frías, el PSUV, el 26 de septiembre de 2010, ganó para desarrollar la Revolución Bolivariana, la mayoría absoluta del Parlamento. Por lo tanto, la profundización del proyecto socialista que lidera Chávez avanza de manera inexorable. El Poder Popular emergente de Venezuela cuenta con el Poder Ejecutivo, la mayoría absoluta del Poder Legislativo y con un partido, el PSUV, capaz de movilizar a millones de mujeres y hombres por el socialismo en tan sólo tres años de existencia. La contrarrevolución, carente de proyecto político alguno para el pueblo venezolano, sólo sabe utilizar su enorme poder mediático para calumniar groseramente al Gobierno revolucionario y con especial fanatismo al presidente Chávez. Denuncian, libremente, sin que ningún poder del Estado se lo impida, desde los medios de comunicación nacionales y extranjeros que el Gobierno niega la libertad de expresión a la oposición política en Venezuela.

Así, por ejemplo, el eurodiputado Carlos Iturgaiz, distinguido politiquero locuaz, con la torpeza verbal que lo ha caracterizado siempre, desde el Hotel Best Western de Caracas en conferencia de prensa pública, se atreve a calificar de «perverso» al sistema electoral venezolano y al sistema político, legal y legítimo de la República Bolivariana como una «pseudodemocracia» que funciona bajo un «régimen que liquida toda libertad de expresión», para rematar diciendo, con el descaro propio del conquistador trasnochado, que las elecciones fueron «injustas y desiguales para la oposición». Indudablemente, en el imaginario de ese hombre está incrustada la idea imperial de Las Españas hasta cuando reprende a sus aliados, en referencia a las elecciones legislativas pasadas, porque «no presentarse fue un error, pero eso ha sido subsanado».

Son esa clase de «demócratas» que cuando pierden, si les es propicio, recurren al golpe de estado como en el pasado hicieron con Allende en Chile o recientemente con Zelaya en Honduras. En la República Bolivariana de Venezuela también lo intentaron y les salió el tiro por la culata, porque las Fuerzas Armadas son promotoras y parte de la Revolución. Ahora, cuando pierden, reproducen en sus medios como cierta la mentira de que han ganado, para moralizar a su electorado y minar al contrario. Son los ricachones apátridas y voluntariamente dependientes del imperio que no soportan las grandes mayorías populares avanzando hacia el socialismo con la soberanía nacional como bandera.

Nosotros, amigos y amigas procedentes de Euskal Herria, no vimos las elecciones y menos aún las juzgamos desde hoteles de cinco estrellas de la capital bolivariana. Nosotros tuvimos la gran suerte de vivirlas intensamente acompañando con admiración y aprendiendo de las mujeres y hombres de los consejos comunales, de las misiones y del partido PSUV que trabajaron en cada palmo del territorio, con todo el amor del mundo, para conseguir lo mejor para su pueblo. Gentes humildes y dignas que paso a paso, conscientes de las complejas contradicciones a enfrentar en la lucha, se organizan y trabajan para acercar el sueño bolivariano.

Posdata- Cuando finalizaba estas notas, el presidente Correa sufrió un intento de golpe de estado.

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