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El rechazo valón a la reforma institucional agrava la crisis belga

La insistencia de las fuerzas valonas a aceptar una reforma institucional que refuerza el autogobierno de las regiones (Flandes, Valonia y Bruselas) agrava la crisis política belga al impedir un acuerdo para la formación de un Gobierno, una tarea que comenzó en junio.

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El Estado belga se presenta más ingobernable que nunca después de que los partidos valones rechazasen un intento de conciliación basado en la reforma institucional que presentó el líder de la formación independentista flamenca N-VA, Bart de Wever, lo que aumenta el riesgo de que vuelvan a convocarse elecciones anticipadas.

El rey Alberto II encargó a De Wever, cuya formación se impuso en las las elecciones legislativas del 13 de junio, una «misión de clarificación» para intentar formar Gobierno. El líder de N-VA presentó el domingo un largo informe que reclamaba una profunda reforma del sistema federal belga, aumentando notablemente la autonomía de Flandes y Valonia.

Este texto fue inmediatamente rechazado por los tres partidos valones con los que se negocia la formación del nuevo Gobierno, que consideraron la propuesta «parcial y provocadora».

La reforma del Estado belga para profundizar el autogobierno de Flandes es la principal reivindicación de los partidos flamencos.

La misión de De Wever estaba considerada como la última oportunidad para formar Gobierno tras unas largas negociaciones frustradas que comenzaron en junio.

De este modo, todo parece indicar que el rey belga convocará nuevas elecciones, una medida que tampoco parece que solucionará nada.

«No tengo la impresión de que unas nuevas elecciones puedan arreglar el problema, puesto que probablemente confirmarán los resultados de los vencedores de los anteriores comicios [los independentistas flamencos]», alertó en el diario valón «Le Soir» el politólogo Jean-Benoît Pilet.

La propuesta de De Wever otorgaba mayores poderes a las regiones [Flandes, Valonia y Bruselas], que gestionarían las políticas de empleo, las ayudas a las familias y parte de sanidad y justicia.

Junto a ello, concedía a las regiones el derecho a gestionar el 45% del impuesto de la renta, autorizando la competencia entre Flandes y Valonia.

Asimismo, el documento de De Wever preveía la escisión del distrito Bruselas-Halle-Vilvoorde, una reclamación flamenca ante lo que consideran un privilegio valón, ya que el francés es oficial en una zona de Flandes.

La respuesta de N-VA al rechazo valón será presentar una proposición de ley para disgregar Bruselas-Halle-Vilvoorde, el jueves en el Parlamento «sin contrapartidas». Una norma no escrita impedía hasta el momento que el Parlamento belga aprobase leyes basándose en la mayoría parlamentaria de una comunidad frente a la otra. El jueves puede darse otro paso en la descomposición del Estado belga.

siete partidos

Son necesarios siete partidos para formar Gobierno: independentistas flamencos (NVA), democristianos flamencos (CDV), socialdemócratas (PS y SPA), verdes (Groen y Ecolo) y humanistas valones (CdH).

El rechazo al autogobierno impide formar un Ejecutivo

La falta de respuestas a la demanda de más autogobierno para Flandes se encuentra en el origen de la actual crisis que padece el Estado belga. Así, en junio de 2007, los democristianos flamencos (CDV) ganaron las elecciones federales belgas en coalición con los independentistas de N-VA con Yves Leterme, su cabeza de lista, reclamando una mayor autonomía para Flandes.

Entonces comenzó un proceso de negociación para formar Gobierno que no alcanzó su objetivo y en diciembre, el primer ministro saliente, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, dirigió un Ejecutivo de transición.

En febrero de 2008, se llega a un acuerdo de compromiso entre fuerzas flamencas y valonas para formar Gobierno bajo la dirección de Leterme, pero sin abordar las demandas de mayor autogobierno, por lo que en setiembre N-VA deja el Ejecutivo.

La sustitución temporal de Leterme por Herman van Rompuy, que «huyó» a la UE, no soluciona la inestabilidad y en junio de 2010 se convocan nuevas elecciones, en las que N-VA se presenta en solitario con la reforma como programa y vence en los comicios. GARA

ELIO di rupo

Antes de a De Wever, el rey encargó a Elio di Rupo, el líder del socialdemócrata PS valón, la tarea de alcanzar un acuerdo de Gobierno, pero en setiembre arrojó la toalla, siendo sustituido por el líder de N-VA.

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