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Toda la sabiduría de los búhos en un soñado e infinito espacio animado

«Ga'Hoole: La leyenda de los guardianes»

La Warner, al igual que el resto de grandes estudios, busca asociarse con productoras de animación para poder competir en ese rentable sector del negocio audiovisual. Su alianza con la compañía australiana Animal Logic supone una fuerte apuesta, a la vista de los 150 millones de dólares invertidos en «Ga'Hoole». Si los pingüinos de «Happy Feet» funcionaron a las mil maravillas dentro de su sencillez, estos sofisticados búhos esperan levantar el vuelo más alto.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

A un cineasta tan de hoy en día como Zack Snyder debería ser fácil seguirle la pista, pero es tan inquieto y prolífico que no para de enlazar proyectos que se entremezclan, sin que se sepa muy buen el orden en que fueron planeados. Todo parece indicar que aunque «Ga'Hoole» se estrena ahora, en la Warner ya pusieron la producción en marcha antes de que Snyder realizara su anterior «Watchmen». Fue precisamente en una de las reuniones con los ejecutivos del estudio para preparar la adaptación del cómic de Alan Moore cuando el cineasta vio los bocetos de la película de los búhos y quedó impresionado. Como todavía no había un director contratado, se subió al carro y se ofreció para tirar de él.

Queda la duda por saber qué habría ocurrido si Snyder tarda un poco más en incorporarse al proyecto. Hace un año la Warner estaba dispuesta a darle lo que pidiera, habida cuenta del millonario éxito conseguido con «300», así que el estudio puso en sus manos una fabulosa inversión sin dudarlo. La versión del cómic de Frank Miller había funcionado tan bien en taquilla que le concedieron carta blanca, incluso permitiéndole el capricho de ser fiel a una historieta gráfica tan oscura y poco comercial como «Watchmen».

Zack Snyder, con reveses o sin ellos, está lanzado y no hay quien lo pare. La Warner ha confiado el diseño de producción del nuevo relanzamiento de la franquicia «Superman» a Christopher Nolan y al guionista David S. Goyer, su estrecho colaborador de la saga Batman. Los dos han creído que el realizador más adecuado para encargarse de «Superman: Man of Steel» es Zack Snyder. Antes de empezar con el gigantesco rodaje de cara al estreno de la película dentro de dos años, Snyder participará en una nueva edición de «Heavy Metal», otra vez bajo la modalidad de film colectivo hecho a modo de compendio de cortos animados. La nómina se completará con David Fincher, James Cameron, Gore Verbinski y Jack Black.

Eso en cuanto a lo futurible, porque después de «Ga'Hoole» el siguiente estreno será el de «Sucker Punch». Es otro viejo proyecto que ha tenido que esperar a que Snyder pudiera contar con el respaldo de la industria. A pesar de tratarse de su obra más personal, surgida de una idea enteramente suya, ha contado con un nada despreciable presupuesto de 85 millones de dólares. El autor define «Sucker Punch» como una versión violenta de «Alicia en el País de las Maravillas», protagonizada por una chica guerrera que lucha en una dimensión paralela a la realidad.

Con el público joven

Si Warner mantiene a ojos cerrados el contrato con Zack Snyder es porque ha demostrado que conecta con el público joven, que conoce sus gustos, pese a que tiene ya 44 años de edad. Todas sus películas despiertan el entusiasmo de los usuarios en internet, y en las páginas de cine más visitadas son de las mejor puntuadas. Viene sucediendo a partir de su ópera prima «Amanecer de los muertos», el remake del clásico homónimo de George A. Romero que dirigió hace seis años. Los aficionados al género terrorífico aplaudieron entusiasmados la decisión de hacer que los zombis se desplazaran más rápido que en la película original.

Pero eso no fue nada comparado con el impacto provocado entre los espectadores más jóvenes con «300», deseosos de ver la historia antigua reinventada de un modo más divertido e imaginativo que el académico. Zack Snyder tiene firmada con la Warner una continuación, aunque no hará una secuela propiamente dicha, sino que contará una historia paralela a la de Leónidas en Las Termópilas, reconstruyendo la batalla de Artemisium, acontecida en la misma época.

De igual forma que se mete en el bolsillo a la juventud, Snyder quiere entretener a los más pequeños con «Ga'Hoole». Las mismas técnicas que enloquecen a uno pueden hacerlo también a los otros, extendiendo así esa utilización del cambio de velocidad de las imágenes que es marca de la casa, y que consiste en pasar de golpe de la ralentización a la aceleración. Son recursos técnicos que van emparejados a los narrativos, algo que Snyder aprendió en su adolescencia viendo «La guerra de las Galaxias». Lo que explica que los búhos también tengan a su maestro Yoda, en este caso llamado Ezylryb. Las referencias a la saga galáctica de Lucas encuentran su sentido en la necesidad de introducir un lado oscuro en la historia. Las novelas de Kathryn Lasky en que se basa la película se prestaban a ello, y el éxito de la adaptación cinematográfica dependerá de la habilidad para transmitir esa emoción dramática al público infantil, haciéndole sentirse como un pájaro que vuela a la altura de los búhos.

La guerra de los búhos

Dado que Zack Snyder no es animador, lo que ha hecho ha sido dirigir al equipo de animadores de la compañía australiana Animal Logic a través de videoconferencia, con indicaciones de planificación idénticas a las que se utilizan en un rodaje con actores de carne y hueso. Esa productora de animación había conseguido, bajo las órdenes del cineasta australiano George Miller, unos resultados muy buenos con «Happy Feet». Aquella era una historia de pingüinos muy divertida, pero de diseño simplista. En cambio, «Ga'Hoole» exigía una mayor perfección a la hora de crear aves con movimientos realistas, obligando a crear el plumaje de los búhos pluma a pluma. En las escenas de acción, principalmente batallas aéreas, son fundamentales los elementos del agua, el viento y el fuego, todos ellos difíciles de generar por medios digitales.

«Ga'Hoole» es una odisea épica protagonizada por Soren, un joven búho que lucha por salvar a su comunidad del ataque de Los Puros, una malvada variedad rapaz de su misma especie. El pequeño héroe pertenece al bosque de Tyto, donde las lechuzas viven en paz y harmonía, pero la existencia feliz de su hábitat natural se ve amenazada. Para liberar su reino de los enemigos, Soren vuela hasta el Gran Árbol, hogar de los legendarios Guardianes de Ga'Hoole, en quienes queda depositada toda esperanza de victoria.

Un cuento espectacular que justifica el empleo del 3D, haciendo honor a la autora de los libros, puesto que Kathryn Lasky se inspiró en los combates aéreos de la II Guerra Mundial para imaginar esta guerra de búhos sabios que intentar preservar su tranquilidad.

 

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