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Discurso normal, es decir, decepcionante

Es normal, por habitual, que el responsable del gobierno de cualquier comunidad no haga un balance negativo de su gestión. Lo normal son las valoraciones positivas aun cuando los índices objetivos revelen todo lo contrario, y la ausencia de cualquier comentario autocrítico. Por eso ayer, en el debate sobre el estado de Nafarroa, el presidente, Miguel Sanz, que centró su intervención en la situación económica, ofreció un discurso de lo más normal afirmando que esa situación mejora gracias a su Gobierno.

Si bien no se le puede negar parte del mérito de la situación socioeconómica que padece Nafarroa, para la mayoría de los ciudadanos navarros la afirmación de que el herrialde se encuentra en periodo de superación de la crisis es sencillamente falsa. Una tasa de paro histórica y las clases populares sometidas a una regresión igualmente histórica de derechos laborales y sociales así lo muestran. También es falso que, en el caso de que la economía mejore, como dijo Sanz, lo haga para todos, del mismo modo que cuando ha empeorado no lo ha hecho para todos por igual. Lo que ocupó prácticamente todo el tiempo del discurso de Sanz fue calificado por la oposición de superficial, autocomplaciente y sin ideas, y mereció duras críticas incluso de un PSN -con miras electorales- que ha prestado su apoyo incondicional a ese Gobierno «en retirada» al que no concede credibilidad. Sin embargo, más llamó la atención que ni siquiera mencionara asuntos como la normalización política y el proceso de paz, la exclusión política de los representantes de una significativa parte de los navarros o materias como las competencias pendientes, el euskara y otras.

Sólo en su respuesta a los grupos se refirió a alguno de esos asuntos, resumiendo que van bien, atribuyendo ese éxito a su partido, al que el portavoz de NaBai había achacado no haber hecho nada bueno al respecto. Ciertamente, lo poco que ha hecho ha sido en dirección contraria a la normalización y la paz, por lo que, si esas cuestiones van bien, ocurre así a pesar de Sanz. Una intervención, en fin, como la oposición calificó, decepcionante, si bien tampoco eso es ninguna novedad.

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