El cólera no sabe de tiempos, sino de causas
La noticia de que, cien años después de haberse extinguido en Haití, el cólera ha vuelto a aparecer en aquella isla del Caribe en forma de epidemia muestra como pocas otras noticias las paradojas a las que se enfrenta el ser humano en estos comienzos del siglo XXI. Este momento histórico está marcado por la palabra «crisis» y, sin embargo, la gravísima crisis humanitaria que padece Haití a partir del terremoto en el que murieron más de 150.000 personas no entra ni siquiera en la descripción de ese momento, ni qué decir entre las prioridades políticas y socioeconómicas. Desde un principio el problema de la mayoría del resto del mundo fue contener la migración creada tras el seísmo, que la catástrofe no transcendiese de las fronteras que marcan el mar y la vecina República Dominicana. Los soldados norteamericanos desplazados hasta el lugar lo dejaron claro desde un primer momento. Lo limitado de la ayuda internacional evidencia asimismo que esas partidas están destinadas a la contención de un problema, no a la resolución del mismo. Casos como la ayuda de los médicos cubanos desplazados antes y después del terremoto son la excepción a ese panorama. El caso de Haití demuestra que los tiempos del cólera no han pasado y que sus causas no son naturales, epidemiológicas por así decirlo, sino puramente humanas.