De Klerk saluda el alto el fuego de ETA y muestra su deseo de ayudar
Uno de los firmantes de la Declaración de Bruselas, el ex presidente sudafricano Frederik de Klerk, mostró su satisfacción por el alto el fuego abierto por ETA y confirmó su disposición a colaborar si las dos partes lo solicitan. Sus declaraciones a France-Info se producen en un contexto de rumores sobre avances logrados por los facilitadores internacionales.
GARA
No resulta habitual que los firmantes de la Declaración de Bruselas valoren públicamente la situación en Euskal Herria, pero uno de ellos rompió ayer este silencio. Se trata del ex presidente sudafricano y Nobel de la Paz Frederik de Klerk, que fue entrevistado por la reputada emisora France-Info durante una visita a París y preguntado directamente por la situación en Euskal Herria y por su implicación personal.
De Klerk recordó antes que nada que «yo mismo, junto a otros líderes, incluidos premios Nobel, he firmado una declaración [la de Bruselas] y he mostrado la satisfacción por el alto el fuego de ETA».
Dicho esto, se mostró abierto a una mayor implicación. «No me han pedido actuar como intermediario -aseguró- y no tengo intención de entrar en los asuntos españoles como representante de una parte. Sin embargo, si las dos partes me lo pidieran, estaría dispuesto a ejer- cer como mediador», confirmó.
De Klerk, retirado de la política sudafricana desde 1997, recordó que es miembro de una fundación denominada Global Lidership, a la que pertenecen otros altos dirigentes y ex dirigentes de todo el planeta, incluiso alguno español como Javier Solana. Y apuntó que también este grupo «está dispuesto a poner su experiencia al servicio de las resoluciones de conflictos».
Grupo de Contacto
Frederik de Klerk recibió el Nobel de la Paz en 1993 junto a Nelson Mandela. Entre otras cosas, durante su gobierno (1989-1994) fue excarcelado Mandela, se legalizó el Congreso Nacional Africano y se aprobó una nueva Constitución.
Sus declaraciones se producen en un contexto de rumores positivos en relación con la implicación internacional. ``El Correo Español'' aseguraba ayer que «los recientes contactos dan por superada la situación de bloqueo del último mes» y lo ligaba a las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero destacando los pasos de la izquierda abertzale.
Brian Currin acaba de estar en Euskal Herria y ha avanzado que se prepara un Grupo de Contacto formado por cinco facilitadores internacionales con el fin de ganar en eficacia.
El nuevo ministro español de Presidencia, el donostiarra Ramón Jáuregui, afirmó ayer en su primera entrevista tras acceder al cargo que el Gobierno español «no puede ser ajeno» a los movimientos desencadenados por «la izquierda abertzale y sectores importantes de ETA, que han llegado a la conclusión de que continuar con la violencia contamina la causa que la motivó».
En una entrevista en ``El Correo Español'' recogida por Efe, señaló que «todo lo que rodea a ETA, desde las cárceles hasta sus expresiones políticas y entornos humanos, están reclamando el fin de la violencia». «Es algo que no podemos dejar de lado, sin cambiar la estrategia -añadió-. Debemos ver esta evolución en la esperanza de que sea capaz de arrastrar a ETA al fin de la violencia», expuso.
Recalcó que en el seno de la izquierda abertzale «están ocurriendo cosas y negarlo sería absurdo, una irresponsabilidad» y que, por tanto, «el Gobierno no puede ser ajeno a esto».
Más distancia mostró el lehendakari, Patxi López, al acudir a la Ejecutiva Federal del PSOE celebrada en Madrid. Por ejemplo, evitó comentar las palabras del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, acerca de que las últimas manifestaciones de la izquierda abertzale «no serán en balde».
López prefirió dirigirse a los independentistas para exigir que «pasen de hacer declaraciones y de conceder entrevistas a los hechos que certifiquen que quieren hacer política de verdad», en clara alusión a la reciente entrevista concedida a ``El País'' por Arnaldo Otegi desde la prisión.
Patxi López argumentó que quien impide hacer política no es la Justicia española, sino «la propia existencia de ETA».
