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ANÁLISIS | DEUDA PÚBLICA EN LA ZONA DEL EURO

Los mejores clientes que cabe tener

La masa de dinero que no quiere arriesgar va a parar a los bonos alemanes y franceses. Los inversores los compran como posesos a pesar de los bajos intereses ofrecidos.

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Michael R. KRÄTKE Catedrático de Economía Política y director del Instituto de Estudios Superiores de la Universidad de Lancaster

La deuda pública de los estados europeos está siendo colocada sin grandes problemas, tanto por los denominados como PIIGS, aunque a un mayor tipo de interés, como por los estados con la máxima calificación de solvencia. Todas las emisiones encuentran una gran aceptación.

Tan bien como a los alemanes con su boom exportador no le va a nadie en toda la zona euro. Como ocurre con los títulos estadounidenses en el espacio del dólar, los bonos federales (que cuentan con la mejor solvencia, con nota AAA) gozan de gran éxito. Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y el Estado español -los estados PIIGS- serán irremediablemente comparados con la República federal, con la mejor deuda pública de toda la zona.

En setiembre, los PIGS (sin Italia) aceptaron más de 21.000 millones de euros en crédito: Grecia dio el pistoletazo de salida con un crédito de 750 millones, seguida del Estado español con 14.300 millones de euros para refinanciar su deuda; Portugal sumó 3.500 millones; Irlanda llegó a los 1.900 millones; y, el enano económico Grecia repitió con otros 1.600 millones de euros. Estas cantidades suponen mucho más de lo que los mercados financieros esperaban, ya que, con eso, el conjunto de los países del sur de Europa ha satisfecho el 90% de sus planes económicos para el próximo año. Ninguno de los estados PIIGS tiene dificultades a la hora de colocar en los mercados para sus emisiones de deuda. Al contrario.

Todas las emisiones se han encontrado un enorme entusiasmo suscriptor. Los bonos del Estado español a diez años se vendieron como rosquillas, y aún a un interés claramente más bajo -concretamente: del 4,1%- que los anteriores.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero puede sonreír: la agencia de ráting japonesa JCR los ha premiado con la mejor nota, AA, de modo que la diferencia de interés de los bonos españoles en comparación con los alemanes baja de manera apreciable.

Irlanda debe en comparación ponerse el capuz de penitente, pagar por su persistente crisis bancaria y ofrecer intereses al seis por ciento por sus bonos a ocho años. Los griegos se caen de la foto, porque tras las restricciones procedentes de los fondos de ayuda de la Unión Europa todo (excepto préstamos muy a corto plazo, con una duración de seis meses) les está prohibido. Así, los griegos deben cada par de meses volver a agitar en la mano la refinanciación de su deuda, por la que pagan más que los españoles por sus diez años.

Gracias a la crisis de deuda se siguen ampliándo en la eurozona las diferencias entre los países miembros. Por no decir nada de los especuladores alemanes con la crisis: El Estado francés, por ejemplo, con una deuda igualmente elevada, tiene motivos para estar satisfecho. Nunca, en 200 años, habíamos podido tomar créditos a unos intereses tan bajos como éstos, se oye desde el Ministerio de Finanzas francés. Desde comienzos de año, el país ha podido endeudarse a cinco y a diez años a una tasa promedio del 2,6%; en 2008, el promedio era del 4,1%.

A pesar de los bajos intereses ofrecidos, los inversores compran como posesos esa deuda pública. Nada es tan deseado como los bonos con calificación AA de los Estados francés o alemán. Allí va a parar la masa de dinero que no quiere arriesgar en la igualmente frenética competición actual en los mercados de materias primas. La semana anterior, el Ministerio de Finanzas en Bercy consiguió que una solicitud de empréstitos a cinco años por un volumen de 8.000 millones de euros recibiera ofertas por un volumen de hasta 20.000 millones de euros. Con la adecuada refinanciación -sustitución de vieja por nueva deuda¯, el Estado francés se ahorrará al menos 2.000 millones anuales en intereses.

No son malas noticias para la eurozona. Aunque ahora se avecine el test realmente duro. Porque el llamado «test de estrés» de los bancos del pasado verano fue sólo un mal chiste: el grueso de los títulos de alto riesgo en poder del Banco europeo fueron dejados de lado.

Artículo publicado en www.sinpermiso.info

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