La ONU reconoció ayer que sería incapaz de impedir la reanudación de la guerra en el sur de Sudán si el Gobierno de Jartum o los antiguos rebeldes no aceptan los resultados de los referendos de autodeterminación que se celebrarán el 9 de enero.

El subsecretario general del organismo para Operaciones de Paz, Alain Le Roy, señaló ante el Consejo de Seguridad que «es importante que nos demos cuenta de que un incremento de las tropas no permitiría a UNMIS (la misión de paz de la ONU) impedir o contener un enfrentamiento entre los dos ejércitos».

En su lugar, aconsejó mantener la presión para que el Gobierno sudanés y los ex rebeldes del Movimiento Popular para la Liberación de Sudán (MPLS) resuelvan asuntos pendientes, como las listas electorales o las futuras demarcaciones fronterizas, de cara a la cita con las urnas del próximo 9 de noviembre.

Las consultas electorales en el sur de Sudán y la región petrolífera de Abyei son el pilar del acuerdo de paz que en 2005 puso fin a dos décadas de sangriento conflicto entre el norte del país, de mayoría musulmana, y el sur, predominantemente cristiano y animista.