La Asamblea General de la ONU emitió ayer su decimonovena condena contra el embargo comercial que mantiene EEUU contra Cuba desde hace medio siglo y pidió su levantamiento.

La iniciativa contó con 182 votos a favor, dos en contra (EEUU e Israel) y tres abstenciones (Islas Marshall, Palau y Micronesia) y recoge el testigo de unas votaciones que se iniciaron en noviembre de 1992, informan medios locales. Desde entonces, la Asamblea ha aprobado cada año una resolución de condena al bloqueo estadounidense.

Durante la sesión, el ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez, reiteró sus críticas contra el acto hostil de EEUU y pidió el cese unilateral del embargo, impuesto en 1960.

En este sentido, adelantó que el Ejecutivo insular «seguirá dispuesto a entablar relaciones de paz y respeto con Estados Unidos», pero avanzó que no renunciaría a criticar la política estadounidense de «genocidio y guerra económica» hasta que los ciudadanos cubanos puedan vivir y trabajar sin ningún tipo de presiones externas.

A su juicio, la política estadounidense «no tiene sustento ético ni legal» y señaló que países de América Latina y el Caribe comparten las críticas cubanas contra el bloqueo.

Rodríguez afirmó que, después de que el presidente de EEUU, Barack Obama, anunciase «un nuevo comienzo con Cuba», la realidad confirma que «nada ha cambiado, ni ha utilizado sus amplias prerrogativas para flexibilizar el bloqueo».

«Las sanciones contra Cuba permanecen intactas y se aplican con todo rigor», añadió.

El canciller cubano aludió a la persecución que ejerce Wa-shington sobre bienes y activos cubanos y las transferencias comerciales realizadas desde y hacia la isla.

Consecuencias millonarias

El Gobierno de La Habana cifra las consecuencias económicas del bloqueo desde su imposición en 751.000 millones de dólares [unos 540.000 millones de euros], teniendo en cuenta el valor actual de la divisa estadounidense. Además, apuntó que «las multas de los departamentos de Estado y del Tesoro en las transacciones realizadas por Cuba superan los 800.000 millones de dólares [571.000 millones de euros]».

Rodríguez subrayó que las transformaciones emprendidas en Cuba «responden a los anhelos de los cubanos y a decisiones soberanas» y matizó que «no se proponen complacer los deseos o satisfacer los intereses del Gobierno de EEUU».

Durante su intervención, el representante de Estados Unidos, Ronald Goddard, subrayó que el embargo es «un asunto bilateral» que se enmarca en el derecho soberano de su país a establecer la política comercial que le parezca más adecuada.

Asimismo, lamentó que el canciller cubano volviera a equiparar las sanciones con un acto de genocidio y recordó que EEUU es en la actualidad el quinto socio comercial de La Habana.

Goddard señaló que el intercambio comercial entre EEUU y la isla antillana fue de 533 millones de dólares [380 millones de euros] y resaltó que la Casa Blanca «no pone límites a la ayuda humanitaria».

También aseguró que el Gobierno de Obama ha puesto en marcha en los últimos 21 meses cambios en su política hacia Cuba, entre los que citó la eliminación de las restricciones a las visitas de los cubanos residentes en EEUU a la isla y al envío de ayuda a sus familiares.

Los países de la UE volvieron a manifestar su rechazo a los efectos de las sanciones de EEUU, que entre otras cosas afectan a empresas europeas con presencia en Cuba.

Al mismo tiempo, el embajador belga ante la ONU, Jan Grauls, expresó en nombre de los Veintisiete su satisfacción por las recientes excarcelaciones de presos en Cuba, aunque insistió en que el Gobierno cubano debe liberar «a todos los presos de conciencia y garantizar que los cubanos puedan disfrutar de las libertades básicas».