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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Ya no saben ni lo que dicen y escriben

Tenía que llegar y ha llegado. Hoy es el día en que los propagandistas más furibundos del apartheid político contra los independentistas han alcanzado la cota más alta de la contradicción. No descarten que aún sigan subiendo.

Ayer el editorialista de «El Mundo» denunciaba con aire de indignación que «resulta evidente que el PSOE está bajando en las últimas semanas el listón para proceder a esa legalización de la izquierda abertzale». Y eso, además de parecerle fatal, podría acarrear dos consecuencias nefastas: «la primera es que lo que era una cuestión de Estado, pactada entre PSOE y PP, se está convirtiendo en una baza electoral. La segunda es que, cuando se rebajan las exigencias y el vendedor sale a la calle a colocar su mercancía, se fortalece a quien tiene que comprar el producto, que en este caso es el entorno político de ETA».

Ahora viene lo bueno. Dice el escriba de Pedro J. Ramírez que «Blanco está profundamente equivocado cuando afirma que bastaría una condena de la violencia o del terrorismo por parte de Batasuna. No, no bastaría (...) tampoco bastaría un nuevo comunicado de la banda en el que dijera que renuncia a la violencia de forma definitiva o inexorable». Esto es nuevo, ¿verdad?

Y ahora empieza a enredarse como un pulpo: «lo que el Estado de Derecho debe hacer es mantener el listón muy alto y no dejarse engañar nuevamente por las falsas promesas de la banda y de su entorno político (...). El único agujero que deja la actual normativa es el caso de camuflaje de miembros de Batasuna en listas de otros partidos como EA o Aralar. Pero ese vacío está a punto ser ser cubierto por el cambio que se está tramitando en la Ley Electoral, que permitirá inhabilitar a los cargos electos que no condenen la violencia». ¡Ay ama! ¿Pero no acaba de decirnos que tampoco vale condena de ningún tipo? Un alumno de primero de psiquiatría podría diagnosticar con facilidad el grado de confusión en que vive el editorialista.

Y para concluir, da la voz de alarma: «El listón debe continuar alto para evitar un engaño que supondría un retroceso en todo lo conseguido en la lucha antiterrorista». Ya hemos visto lo que han conseguido: nada.

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