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Un libro recoge los discursos más significativos de García Márquez

Carmen SIGÜENZA (EFE) | MADRID

El escritor colombiano Gabriel García Márquez considera los discursos «como el más terrorífico de los compromisos humanos» pero cree que pueden tener utilidad práctica. Así lo pone de manifiesto en «Yo no vengo a decir un discurso», el libro donde ha reunido los textos que escribió con la intención de ser leídos en voz alta y que saldrá a la venta el viernes.

La poesía, la escritura, América Latina, el periodismo como el mejor de los oficios, el cine, el medio ambiente, sus amigos escritores o políticos, como el ex presidente de Colombia Belisario Betancur o el escritor Álvaro Mutis, son algunos de los temas de estas piezas literarias; porque es así como se pueden considerar a estos discursos o relatos impregnados de magia y sello personal.

Porqué ser escritor

En estas páginas el Nobel desvela por qué empezó a escribir y cómo empezó. «Yo comencé a ser escritor de la misma forma en que me subí a este estrado: a la fuerza», dice el autor de «Cien años de soledad». Y esa aventura comenzó cuando el autor colombiano resolvió escribir un cuento «para taparle la boca a Eduardo Zalamea Borda», quien había escrito que las nuevas generaciones de escritores «no ofrecían nada».

Un cuento que el escritor mandó a «El Espectador» y que el periódico publicó un domingo a toda página, con una nota de Borda reconociendo que se había equivocado y que con García Márquez había surgido el genio de la literatura colombiana.

El libro recoge también el bello y comprometido discurso que el autor leyó al recibir el premio Nobel en el año 1982: «La soledad de América Latina». Una reivindicación, como escritor y como persona, de la singularidad de América Latina y en la que, en otras cosas, dice: «¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social?».

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