El miedo a la oscuridad como inagotable fuente de suspense terrorífico
«Los ojos de Julia»
Los responsables de «Los ojos de Julia» están muy enfadados porque en el Festival de Sitges las comparaciones con «El orfanato» perjudicaron a la película, pero es el riesgo que se corre cuando se presenta un título producido por el mismo equipo que consiguió un gran éxito anterior dentro de idéntico género. Y, pese a ello, son películas distintas, ya que mientras una era más gótica, la otra versa sobre el tipo de miedo real que genera la pérdida progresiva de la visión.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Clásicos como «Sola en la oscuridad», «Terror ciego» o «Sola en la penumbra» han calado hondo en el público, porque le han hecho sentir lo que la privación de la vista puede llegar a suponer en una situación límite, que obliga a la víctima a superar su indefensión con otra clase de recursos intuitivos. El equipo de «El orfanato» debió de pensar que la actriz Belén Rueda iba a responder muy bien a la caracterización de una invidente en apuros y, de hecho, es la que mejor salió parada ante la crítica cuando «Los ojos de Julia» fue proyectada en la sesión inaugural del Festival de Sitges.
Además de tener que personificar el drama de una mujer con una enfermedad degenerativa de la vista que sabe que acabará quedándose completamente ciega, Belén Rueda debía desdoblarse en una hermana gemela aquejada del mismo mal. En base a esa doble identidad, la película arranca fuerte al abrirse con el suicidio de la hermana de Julia. La protagonista no acepta las explicaciones del suceso por demasiado obvias, porque ella sufre idéntico padecimiento y no está dispuesta a quitarse la vida. Al contrario, tratará de apurar lo que le queda de salud ocular para averiguar lo que se esconde detrás de la misteriosa muerte, moviéndose entre intrigas y conspiraciones familiares en medio de la sombras que van ganando la batalla a la luz.
Los aficionados al cine fantaterrorífico esperaban más de esta nueva presentación cinematográfica a cargo del mexicano Guillermo del Toro. Tal vez debido a que Guillem Morales se había convertido en un realizador de culto con su ópera prima «El habitante incierto», que manejaba un estilo más surrealista y polanskiano. Su paso a una vertiente más comercial del género no ha despertado igual entusiasmo al enfrentarse a un precedente que ha pesado mucho.
Dirección: Guillem Morales.
Producción: Guillermo del Toro.
Intérpretes: Belén Rueda, Lluís Homar, Joan Dalmau, Julia Gutiérrez Caba, Francesc Orella.
Fotografía: Oscar Faura.
País: Estado español, 2010.
Duración: 107 minutos.
Si no llega a ser por el buen ojo de Alejandro Amenábar, que descubrió a Belén Rueda para el cine con «Mar adentro», el resto de los mortales nos habríamos quedado sin saber de sus posibilidades como actriz. En la televisión y en la publicidad estaba infrautilizada, por lo que sorprendió casi a punto de cumplir los 40 ganando el Goya de Actriz Revelación. No fue ningún espejismo, porque después en «El orfanato» hizo la actuación de su vida, aunque a riesgo de quedar encasillada en papeles de víctima dentro del cine de suspense terrorífico. En «El mal ajeno» ha hecho una caracterización muy parecida, al igual que ahora en «Los ojos de Julia». M.I.