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Imanol Intziarte Periodista

Apurar la copa hasta las heces

He leído tu carta en uno de esos periódicos que copian y pegan, como si se tratara de la Verdad Revelada, lo remitido por el Ministerio de Asuntos Oscuros. Pensabas que en esta lotería no te podía tocar, como si no llevar boletos en el bolsillo te eximiera de ese riesgo. Deduzco que, hasta la víspera, apurabas la copa hasta las heces -valgan todas las acepciones- y te sabía a gloria bendita.

Mas lo que era claridad virginal, blanco inmaculado a tus ojos, ha mutado de color. Lo sabré yo mejor que Rubalcaba y Marlaska, vienes a decir. Como antes dijeron tantos y tantos, a quienes seguramente ignorabas. Cómo cambia nuestra perspectiva en función de la distancia. O de los intereses. Clamas por la presunción de inocencia, pero esa especie se extinguió hace muchos años, no existe. ¿No te habías dado cuenta?

Él te contará el miedo que pasó durante esos días en los que su condición de persona quedó fuera de aquellas cuatro paredes. Lo que le dijeron. Lo que le hicieron. Lo que le dijeron que le iban a hacer. Mirarás a sus ojos y sabrás que es verdad. Tú, que estabas convencido de que existía ese famoso manual que nunca has visto, sin preguntarte por qué entonces narraban idénticos horrores personas que posteriormente retornaban a la calle sin cargos y que, por tanto, no tenían por qué atenerse a esas supuestas instrucciones. Pero te bastaba la palabra de tus paladines, de los guardianes de este presidio en el que nunca es el lechero quien viene de madrugada.

Esa madrugada en la que tendrás que levantarte si quieres que él te cuente todo esto personalmente a través de un sucio cristal. Recorrerás cientos de kilómetros para ser vejado y humillado. Ellos lo llaman política penitenciaria.

No te servirá de consuelo, pero ya sabrás que no eres la excepción, eres la regla. ¿Quién no ha tarareado eso de «este sí, este no»? Pero me apetecía escribir estas ideas en el convencimiento de que, la próxima vez que apures la copa hasta el fondo, al menos en tu paladar quedará la duda de si ese regustillo final no es pura mierda.

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