Cada vez suena con más fuerza el runrún de la presencia electoral de la izquierda abertzale y, en consecuencia, cada día aumenta la alarma en los sectores provenientes del franquismo que encontraron acomodo en lo que llamaron «La Reforma» y que no quieren ni imaginar lo que supondría un cambio en las condiciones políticas.

Buen ejemplo de ello es el editorial de ayer en «El Mundo» en el que, de entrada, se pronunciaban contra la puesta en libertad de Arnaldo Otegi: «damos prácticamente por hecho que la Fiscalía de la Audiencia Nacional se opondrá a su excarcelación». Ya le marcan el paso al fiscal.

Luego le aprietan las tuercas al Gobierno español: «la utilización de la expresión `devenir de los acontecimientos políticos' resulta muy significativa porque sugiere que hay una especie de código de señales entre el Gobierno y Batasuna. No hay duda al menos a este respecto de que la argumentación de Otegi se ve reforzada por las recientes declaraciones de Zapatero y Blanco en las que se tiende una mano a Batasuna». Ahora empieza a exagerar.

El editorialista no puede disimular su creciente nerviosismo, aunque lo intenta: «Es prematuro todavía afirmar que el Gobierno vaya a favorecer la vuelta a la legalidad de Batasuna, aunque hay signos inquietantes. Pero de momento hay que conceder un margen a Zapatero». O lo que es lo mismo, condicionarle para que haga exactamente lo que quiere el de «El Mundo».

Para ello imparte instrucciones precisas que coinciden al cien por cien con las del Partido Popular: «Alfonso Basagoiti, líder del PP vasco, propuso ayer que en todo caso la democracia española mantenga a Batasuna en cuarentena durante cuatro años para poner a prueba la sinceridad de sus buenos propósitos. Nos parece una idea acertada porque si los españoles llevan casi medio siglo sufriendo a ETA, Batasuna bien puede esperar esos cuatro años (...) Si el PSOE no se suma a ese planteamiento razonable habrá que pensar que oculta cosas muy graves a los ciudadanos». Habría que recordarles que los de Basagoiti ya nos tuvieron a todos -vascos y españoles- en cuarentena, con Franco al frente y el presidente vitalicio del PP en el Consejo de Ministros.