«No estamos de acuerdo con la guerra, la hacemos porque nos la impusieron»
El diario «La Jornada» publicaba hace una semana la última entrevista a Víctor Julio Súarez, «Mono Jojoy», antes de que muriera en un bombardeo del Ejército. Insistía en que el conflicto armado en Colombia sólo se resolverá mediante el acuerdo y la negociación. El periodista se encontró inesperadamente con él en un campamento de las FARC al que había acudido para entrevistar a otra guerrillera.
Jorge Enrique BOTERO «La Jornada»
El 25 de agosto, 27 días antes de que una tormenta de bombas acabase con su vida, tuve frente a mis cámaras a Mono Jojoy. Esta fue su última entrevista a un medio de comunicación.
Pasaron 8 años de Uribe, también pasaron más de 10.000 dólares de EEUU y unos 30.000 millones de dólares de inversión colombiana; decenas de miles de soldados, bombardeos, informantes y sin embargo las FARC siguen ahí... ¿Cómo explica esto, comandante?
Sencillamente porque el pueblo es invencible y las causas por las que surgimos nosotros están vivas. Con el uribismo esas causas se han multiplicado y eso hace que las FARC cada vez se perfeccionen más en su parte política y militar. Ésa es la razón por la cual ni los imperialistas ni la oligarquía colombiana pueden derrotarnos: porque somos un pueblo alzado en armas.
Las FARC venían de un periodo de casi tres años de diálogos, de poca confrontación con el Ejército y, de repente, se rompen los diálogos; ¿cómo de duro les pareció ese tránsito de la zona de despeje al Plan Patriota?
El planteamiento político-militar y estratégico de las FARC siempre ha sido para unas guerrillas móviles, un Ejército regular. Nosotros durante todo el tiempo de conversaciones tuvimos eso muy claro, entonces lo que se produjo fue un acoplamiento a la nueva situación.
Además, en el Gobierno de Andrés Pastrana había cinco municipios despejados de fuerza pública, pero en el resto había confrontación.
He conversado con muchos guerrilleros que se sentían agradecidos con la cantidad de experiencia de combate adquirida en estos años. ¿Qué cambios ve en sus tropas?
Unos mandos y un personal de base mucho más cualificado, más político, más trabajador por la paz de Colombia, que ven necesaria la confrontación militar para poder llegar a unas conversaciones. Nosotros no hacemos la guerra por la guerra, o porque nos guste, es que el Estado se inventó esta guerra y este mismo Estado con sus dirigentes oligarcas, con los gringos, tienen que resolverla.
Hace siete años, que fue la última vez que pude entrevistarlo, usted pronosticaba que con Uribe no iba a haber acuerdos, y su pronóstico se cumplió. En su opinión, ¿para dónde va la guerra con la llegada de Juan Manuel Santos?
Santos, continuador de una política oligárquica, buscará por todos los medios destruir la lucha del pueblo. Nosotros, que hacemos parte de esa lucha, partimos de que el pueblo es invencible, entonces la guerra va para terminarla en una mesa de conversaciones resolviendo lo que está planteado en los documentos de las FARC, de otra manera no hay acuerdos.
Esto no se termina a tiros, ni a bombas: se termina con cabeza, con políticas, resolviendo lo que necesita el pueblo. Hacia eso va la guerra. Nosotros, con mucha modestia, continuamos enfrentando militarmente porque no hay otra salida. Es el contendiente el que no quiere hablar. La guerra seguirá mientras la oligarquía decida mantenerla. No estamos de acuerdo con la guerra, la hacemos porque nos obligaron, la impusieron. No hay otra decisión, y lo hacemos con dignidad.
Se ha especulado mucho sobre el supuesto aislamiento en que se encuentran las FARC, incluso se ha dicho que están comiendo raíces. Recientemente se hizo un gran despliegue sobre supuestas cuevas donde usted se encontraba escondido... se dice que ustedes están desconectados del mundo. ¿Cómo de conectado al mundo se siente?
Nosotros estamos conectados con el mundo. Estamos informados, y hoy las FARC son conocidas en todas partes donde hay seres humanos. ¿Que comemos raíces? Sí, comemos yuca, comemos papa, arracachas, y otras. Estamos muy bien, con el mejor estado físico, porque somos atletas, somos móviles y no nos van a amedrentar con nada.
¿Cuánto se nota la falta del genio político y militar de Marulanda en las FARC de hoy?
Lo hemos sentido en nuestro ser, todos los guerrilleros de las FARC, tanto el Secretariado, el Estado Mayor Central, comandancias de bloque, comandos conjuntos, frentes..., porque no hay otro igual.
¿Qué contesta a quienes afirman que pasó el tiempo de las armas?
Cada uno tiene su forma de pensar. Si está presidiendo un Estado, si está en el poder, tiene una forma de pensar. Nosotros, que estamos en la lucha popular, pensamos que la lucha armada revolucionaria tiene plena vigencia y, por eso, los docu- mentos de las FARC no tienen qué reformarles, porque eso tiene que ver con las oligarquías y con los imperialistas. El día que cese la agresión contra los pueblos del mundo, que la oligarquía deje de matar a los colombianos, entonces habrá cambios en ese orden.
Quedan 19 oficiales de la fuerza pública en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. ¿Qué sabe de ellos, cómo están de salud, en qué condiciones se encuentran, y qué piensa que pueda pasar respecto a su puesta en libertad?
Primero, el canje de prisioneros continúa vigente, porque son planteamientos de las FARC, por eso luchamos y el pueblo colombiano tiene que meterle mucha energía para sacar a esos suboficiales y oficiales de la Policía y el Ejército que están en nuestro poder. Ésa es una decisión política.
El Gobierno ha dicho: `los vamos a rescatar por los medios que sean', y en ese orden ha habido unas acciones aciagas, desgraciadas, en las que han tenido la oportunidad de salir algunos, pero eso no indica que todos puedan tener éxito. El objetivo es el canje, y continuamos luchando por eso.
¿Qué noticias tiene actualmente de estos rehenes, qué se sabe de su salud?
Están bastante ajetreados por la movilidad, por los operativos militares, por los bombardeos que ponen en peligro a esa gente que luchó por el Estado, por la oligarquía colombiana, a la que no les importan un carajo. Ellos solamente los mandan como carne de cañón al combate, donde mueren o quedan mutilados, siendo gente pobre lo mismo somos que nosotros. Gente del pueblo. Jorge E. BOTERO