Decenas de miles de personas visitaron la capilla ardiente de Néstor Kirchner durante más de 26 horas, en muchos casos tras guardar cola durante diez horas, y despidieron el cortejo fúnebre que recorrió casi cinco kilómetros por emblemáticas avenidas porteñas rociado por la lluvia que no empañó la jornada ni espantó a los asistentes, que cubrieron de flores el coche fúnebre y el que trasladaba a su viuda, la presidenta Cristina Fernández, y a sus hijos.

La multitudinaria y emotiva despedida no evitó que fieles y disidentes peronistas comenzaran a debatir sobre quién será su sucesor al frente del Partido Justicialista y también sobre quién será el candidato del partido a las presidenciales de 2011.

La mandataria, que ha soportado con entereza la pérdida de su marido y socio político durante 35 años, recibió significativas muestras de lealtad mientras los peronistas disidentes toman nota y se muestran sorprendidos por la reacción popular. Mientras, la oposición, que sigue fragmentada, permanece agazapada haciendo cálculos.

El debate de la sucesión, según informó Efe, lo desató el canciller, Héctor Timerman, que dio por «seguro» que Fernández será la candidata oficialista a las elecciones presidenciales, una vez desaparecido Kirchner, que pese a sus problemas de salud acariciaba la idea de volver a postularse. Nadie duda, sin embargo, de la fortaleza de la presidenta para seguir adelante y algunos, como el líder de la CGT, Hugo Moyano, apuntan a que «quizá sea el momento de que los peronistas vuelvan a unirse».

La repentina desaparición de Kirchner deja también huérfana a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cuyos integrantes, por boca de sus presidentes, se han desecho en elo- gios hacia el ex mandatario argentino por sus esfuerzos en pro de la integración latinoamericana. De su labor al frente del bloque se destaca su última tarea, la convocatoria de una cumbre de urgencia tras el intento de golpe de Estado en Ecuador, que evidenció que el proceso de integración regional avanza por buen camino.

La Unasur deberá buscar ahora un candidato de consenso para sucederle. El nombre que más suena es, según Efe, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que dejará su cargo el 1 de enero. Otras alternativas serían la chilena Michelle Bachelet y el uruguayo Tabaré Vázquez.