Nueva campaña para no dejar a Errekalde fuera del trazado del tranvía
La izquierda abertzale ha emprendido una campaña por un transporte público y de calidad para Errekalde. Plantean, al igual que otros colectivos, no dejar a este barrio de Bilbo fuera del trazado del tranvía, buscando una alternativa a la ocupación de la calle Gordoniz. La iniciativa pasa por pedir que se reformule el proyecto de anillo para dar servicio a Errekalde, Irala y San Francisco.
Agustín GOIKOETXEA
En agosto comenzaron las obras de ampliación de la línea de tranvía entre Basurto y La Casilla con la vista puesta en cerrar el anillo tranviario por un trazado -calles Autonomía y Hurtado Amezaga- que excluye un ramal a Errekalde. La decisión de Lakua de reconsiderar este proyecto, comprometiéndose a acelerar la línea 4 entre Moyua y Errekalde, tuvo sus apoyos ciudadanos pero también la oposición de otros vecinos, así como del propio Consistorio bilbaino.
Antes del periodo estival, la plataforma vecinal 7Bai presentó 2.500 firmas a favor de la llegada del tren ligero a Errekalde. Ahora, la izquierda abertzale ha iniciado una campaña por la mejora del transporte público, que contempla la solicitud para que se coordinen las frecuencias de Bilbobus, se establezca un billete único -tal y como reivindica el movimiento vecinal de la capital- y proponer al Ejecutivo de Lakua que revise su decisión de olvidarse del ramal del tranvía a Errekalde.
Estiman que todo parte de los intereses electorales de PSE y PP, que les llevó en 2007 a oponerse al tranvía y apostar por la línea 4 de metro, tratando de sumar apoyos entre los ciudadanos que rechazaban el trazado propuesto por el PNV, entonces en el Gobierno de Gasteiz. Para la izquierda abertzale, ya entonces, el PSE era consciente de las dificultades que se presentaban para la línea Moyua-Irala-Errekalde del suburbano, de ahí que, una vez al frente del Ejecutivo, haya propuesto otra fase de estudio que se prolongará tres años, con lo que «les sitúa en las siguientes elecciones municipales».
Los independentistas consideran que el proyecto del metro tiene «los pies de barro», dada la inversión necesaria -180 millones de euros- y que las obras se prolongarían durante once años, frente a los dos y un desembolso de aproximadamente 7 millones de euros que supondría el tranvía.
Entre los datos que, desde el inicio obraban en poder del Gobierno autonómico, están las previsiones de usuarios, que son muy bajas, a pesar del crecimiento demográfico en el entorno de la línea, a lo que hay que añadir que el coste de construcción y mantenimiento, en opinión de la izquierda abertzale, lo convertirá en un proyecto «muy deficitario».
«Para sobrellevar el déficit habría que aumentar el precio del billete, teniendo en cuenta que ya es el transporte público más caro que hay», argumentan, para dar al tranvía como una solución a las lagunas que en materia de transporte público hay en los barrios de Errekalde, Irala y hasta el núcleo histórico de San Francisco, Zabala y Bilbao La Vieja.
Es por ello que creen que es necesario que se reformule o amplíe el proyecto del anillo tranviario de la capital vizcaina, dando servicio a los vecinos de Errekalde, Irala y San Francisco. De ahí su campaña para socializar esta posibilidad y conseguir que los responsables autonómicos reconsideren su negativa a que un ramal del tranvía llegue a Errekalde.
A través del puente de Basurto
Una solución, apuntan, sería analizar técnicamente la posibilidad de que el tren ligero acceda a través del puente de Basurto para discurrir luego la plataforma tranviaria por Larraskitu, Irala y San Francisco.
Respecto al planteamiento actual, en el que se propone cerrar el anillo en tres fases: Basurto-La Casilla, La Casilla-Zabalburu y Zabalburu-Abando, manifiestan que «van a meter otro medio de transporte por una calle que ya está más que cubierta, la calle Autonomía, dejando fuera barrios que realmente lo necesitan».
Una buena muestra de lo que va a suponer la plataforma del tranvía desde Basurto hasta Abando es lo que ya se puede ver, gracias a los trabajos de construcción, en la parte alta de Autonomía, una de las arterías principales del Botxo, y los problemas de tráfico que se vienen generando en las horas punta.