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Acuerdo militar franco-británico

Londres y París cooperarán en tareas militares estratégicas

Los ejércitos de Gran Bretaña y el Estado francés tendrán una unidad conjunta, compartirán portaaviones y colaborarán en materia nuclear tras el histórico acuerdo que firmaron ayer en Londres Nicolas Sarkozy y David Cameron.

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GARA | LONDRES

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, suscribieron ayer en Londres «un acuerdo histórico» en materia de defensa, que prevé la creación de una fuerza militar conjunta.

«Hoy [ayer] abrimos un nuevo capítulo en nuestras relaciones», declaró Cameron durante una conferencia de prensa conjunta poco después de haber firmado con Sarkozy dos tratados durante una breve cumbre bilateral celebrada en Lancaster House, un palacete en el centro de Londres.

Los acuerdos, de una relevancia inédita, son «un hecho histórico que nos permitirá recortar varios gastos», subrayó Sarkozy. Cameron, por su parte, hizo referencia al «ahorro de cientos de millones de libras», aunque no ofreció más detalles.

Subrayando la voluntad de los dos estados de trabajar «codo con codo», el presidente francés estimó que «se han dado todas las condiciones para una relación absolutamente excepcional entre Gran Bretaña y Francia», considerando que existe a partir de ahora «un nivel de confianza superior al que ha habido nunca en la historia».

Uno de los tratados suscritos ayer prevé la creación de una fuerza militar conjunta de varios miles de soldados, movilizable para operaciones exteriores bilaterales o bajo bandera de la OTAN, la ONU o la UE.

En virtud del segundo tratado, los dos estados simularán a partir de 2014 el funcionamiento de su arsenal nuclear en un mismo laboratorio, el instalado en Dijon, en el centro del Estado francés. Paralelamente, un centro de investigación se abrirá para los especialistas de los dos estados en el sur de Inglaterra.

«Consideramos que el esfuerzo de seguridad no debe relajarse en el peligroso mundo que vivimos», subrayó Sarkozy. «En unos momentos en los que algunos dicen que Europa sufre cierto retroceso estratégico, nosotros, ingleses y franceses, demostramos que eso no es verdad», se jactó. «No resolveremos los problemas del siglo XXI con ideas del siglo XX», remarcó.

«Hoy [ayer] estoy muy contento de poder decir que, contrariamente a las apariencias, los relojes de Francia e Inglaterra marcan la misma hora», proclamó Sarkozy. En Gran Bretaña la hora oficial tiene un retardo de 60 minutos respecto a la del Estado francés.

«Sé perfectamente que tenemos el canal de La Mancha entre nosotros, pero nuestros valores son los mismos. Toda mi vida política he sido partidario de un acercamiento entre Londres y París», destacó.

Cameron, por su parte, subrayó que «Gran Bretaña y Francia son dos socios naturales», pero que habían optado por «seguir siendo naciones soberanas», en respuesta a la creciente inquietud surgida en la isla sobre la soberanía militar británica.

«No se trata de un ejército europeo», prometió Cameron, cuyo partido, el conservador, es radicalmente euroescéptico. De este modo, el primer ministro trataba de desmarcarse de los acuerdos firmados en 1998 por Tony Blair y Jacques Chirac, que entonces sí buscaban convertirse en el embrión franco-británico de un futuro ejército europeo.

«No se trata de compartir nuestro poder de disuasión nuclear. Gran Bretaña y Francia son y serán siempre dos naciones soberanas capaces de desplegar sus fuerzas armadas de manera independiente y en defensa de nuestros intereses nacionales cuando decidamos hacerlo», añadió.

«El resultado será que nuestros ciudadanos estarán más seguros y mejor protegidos en la era global de incertidumbre en la que vivimos ahora», señaló el jefe del Gobierno británico.

Sarkozy acudió en ayuda de Cameron, señalando que «en Francia la soberanía es un asunto tan delicado como en el Reino Unido, pero por encima de eso la realidad es que juntos seremos más fuertes, juntos seremos mejores y juntos defenderemos mejor los valores que compartimos».

El acuerdo suscrito prevé la adaptación de los portaaviones de ambos estados para que los puedan utilizar los cazabombarderos británicos y franceses, pero también los estadounidenses.

El presidente francés argumentó en este sentido que es difícil pensar que Gran Bretaña esté involucrada en una crisis militar que suponga el despliegue de una expedición de portaaviones sin que esa crisis afecte también al Estado francés.

«Si ustedes, mis amigos británicos, tienen que hacer frente a una gran crisis, ¿se podrían imaginar a Francia quedándose sentada y con los brazos cruzados, diciendo que no nos importa?», preguntó.

Una eventual acción de las tropas del comando conjunto requerirá un acuerdo político previo, pero ambos dirigentes recordaron que las tropas de ambos estados ya trabajan juntas en muchos lugares del mundo, como Afganistán, los Balcanes u Oriente Medio.

La decisión del Gobierno de Cameron de reducir el presupuesto militar británico -al igual que el de la práctica totalidad de los servicios públicos- provocó el mes pasado una intensa polémica sobre si los recortes permitían garantizar la seguridad de Gran Bretaña.

Concretamente, Cameron decidió retirar el portaaviones «HMS Ark Royal» y suspender la construcción de otros dos portaaviones, por lo que Gran Bretaña carecería de este tipo de buques operativos en un plazo de al menos diez años. Ahora, el acuerdo estratégico suscrito con el Estado francés podría ser una manera para superar esta carencia británica.

El objetivo del acuerdo también es ahorrar. «Siempre mantendremos nuestro elemento disuasorio nuclear independiente, pero lo correcto es que busquemos lo más eficaz en la infraestructura que se requiere para desarrollar y sostener nuestra fuerza», dijo Cameron.

«En vez de que ambos países construyan instalaciones idénticas y caras para garantizar la seguridad de nuestras armas nucleares, construiremos una instalación conjunta, que nos permitirá ahorrar cientos de millones de libras», añadió el primer ministro británico.

Tendencia europea

El acercamiento militar franco-británico escenificado ayer ilustra una tendencia general en los países europeos, que en tiempos de crisis presupuestaria buscan compartir sus costosos equipamientos militares, pero intentando mantener la independencia operativa de sus ejércitos.

La puesta a disposición mutua de materiales y tropas por parte de las dos principales potencias militares de la UE es consecuencia del desarme unilateral que se produjo en Europa desde el fin de la Guerra Fría.

Durante estos últimos 20 años, los estados europeos han reducido sus gastos militares, siguiendo una política fácil y popular de ajuste presupuestario.

Aunque París y Londres se encuentran entre los pocos que respetan el mínimo del 2% de su PNB que se debe dedicar a defensa, según fijó la OTAN a sus miembros -de los que 21 pertenecen a la UE-, ambos estados se encuentran lejos del 3,7% y 4,4% que, respectivamente, reservaban para sus militares en los tiempos de la confrontación Este-Oeste.

Los esfuerzos en este ámbito de otros grandes estados europeos como Alemania, Italia o el Estado español son menores que los de franceses y británicos.

Frente a la crisis, la mayoría de los estados europeos ha optado por reducir aún más los gastos militares, llegándose a registrar efectos espectaculares, como que Gran Bretaña se vaya a encontrar sin portaaviones durante al menos cinco años o que Alemania vaya a reducir a la mitad el número de sus soldados desplegados en el exterior.

El 24 de setiembre, el ministro francés de Defensa, Hervé Morin, alertó del «riesgo de que Europa se vea reducida a ser un protectorado bajo condominio chino-estadounidense».

Algunos, incluso, han ido más lejos. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, afirmó el viernes en un receso de una cumbre europea que los estados podrían reducir sus gastos de defensa a la mitad si se decidían a compartir infraestructuras militares.

La cuestión, indicó, estará en el orden del día de la próxima cumbre de la UE, el 16 y 17 de diciembre, tras ser debatida una semana antes por los ministros europeos de Defensa.

Aunque la idea de un ejército europeo integrado es un antiguo objetivo de la diplomacia italiana, se ha dejado en un segundo plano.

Habría que revisar el Tratado de Lisboa, que establece que la organización encargada de la defensa de los europeos es la OTAN.

Sin embargo, el muy atlantista ministro de Defensa británico, Liam Fox, destacó que el acuerdo franco-británico es un medio de ahorrar en gastos militares y no supone, en ningún caso, el embrión de un ejército europeo.

oposición

La prensa británica se mostró muy crítica ayer con el acuerdo, destacando que el acuerdo suscrito con París supone que Londres «se ponga a las órdenes» del Estado francés, y recordaron históricos enfrentamientos entre ambos países.

París y Berlín fueron los pioneros en la colaboración militar europea

El Estado francés y Alemania fueron los pioneros en materia de cooperación militar al crear hace 21 años la Brigada Franco-Alemana (BFA).

Oficialmente creada el 2 de octubre de 1989, agrupa actualmente a 5.344 soldados -3.188 alemanes y 2.166 franceses- y tiene como misión principal participar en operaciones de «mantenimiento de la paz o de carácter humanitario».

Se desplegó por primera vez en diciembre de 1996 en el marco de la Fuerza de Estabilización (SFOR) en Bosnia-Herzegovina. También ha participado en misiones similares en Kosovo y Afganistán.

Su creación se acordó en la cumbre franco-alemana de Karlsruhe de noviembre de 1987, en la que el canciller alemán Helmut Kohl y el presidente francés François Mitterrand anunciaron conjuntamente su voluntad de cerrar una unidad mixta que quería convertirse en símbolo de la reconciliación entre los dos estados.

En el año 1993 se colocó bajo el mando de operaciones del Cuerpo Europeo. GARA

 
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