La crisis económica afecta, cómo no, a la cultura y una muestra de ello es el recorte que sufren, de año en año, actividades de tanto peso como la Quincena Musical donostiarra o el Festival Internacional de Cine de Donostia. A nadie se le ocultaba que, cara al 2011 -un año importante también por el cambio en la dirección del certamen, de Mikel Olaziregui a José Luis Rebordinos- se reduciría el aporte de dinero público, a pesar de que, como en el caso de Zinemaldia, el año pasado una situación similar provocó casi un «alzamiento» de la dirección del festival. En una entrevista concedida a este diario en setiembre pasado, Patrick Alfaya, director de la Quincena, reconocía, sin embargo, que lo que le preocupa como gestor es el descenso de patronazgo privado, que las empresas patrocinadoras se retiren, porque «las instituciones públicas van a intentar rebajar su aportación, pero ellos forman parte del patronato y sabemos que no se van a ir y que, cuando las cosas vayan mejor, volverán a subir sus ayudas».

Para la edición del Zinemaldia 2010, el Ministerio de Cultura, Lakua y el Ayuntamiento de Donostia mantuvieron su aportación al Zinemaldia. La Diputación, sin embargo, bajó su presupuesto de un millón a 850.000 euros. Cara al 2011, el Ayuntamiento no hará cambios, aunque sus socios lo ven de otra manera. Blanca Urgell, consejera de Cultura, adelantaba el pasado viernes en un diario guipuzcoano que la aportación de Lakua descenderá un 6% y cifraba su apoyo finalmente en 940.000 euros (también «recortará «un poquito», dijo, a la Quincena). Por su parte, Markel Olano, diputado general de Gipuzkoa, ya había adelantado que había necesidad de apretarse el cinturón.

El ministerio que dirige Ángeles González-Sinde también está de vacas flacas, porque el presupuesto de Cultura pasará de los 1.198 millones de euros de 2010 a 1.051 del próximo año; es decir, un 12,3 por ciento menos.

Guggenheim y Balenciaga

Ante este futuro, el alcalde donostiarra, en rueda de prensa, avisó ayer que esta situación «puede dar lugar a situaciones de tensión», y reclamó a las instituciones que, «antes de iniciar nuevos proyectos, se deberían consolidar los que tenemos», según recogía la agencia Europa Press. Lo hacía precisamente el día en el que firmaba con Kutxa el patronazgo del nuevo Museo de San Telmo, que se inaugurará el próximo año y al que la entidad de ahorros destinará 350.000 euros en los próximos cinco años, 70.000 por ejercicio.

Frente a unas buenas perspectivas, el alcalde afrontaba las malas: recordó que «ya son tres años de recortes» para Zinemaldia, que «requiere de un presupuesto estable». De hecho, apuntó que no se esperaba este nuevo recorte por parte de Diputación.

Si Zinemaldia, dijo, es «uno de los eventos más importantes y con mayor proyección internacional, no sólo de Gipuzkoa, sino del conjunto de Euskadi, que nadie se ofenda por decir una realidad»; es decir, «que se destinan cientos de millones de euros» para otros proyectos como el segundo Guggenheim o el proyecto del museo Balenciaga, y, sin embargo, «antes de iniciar nuevos proyectos, se deberían de consolidar los que tenemos»; y para ello, «hay que tener bien claras las prioridades». Metido de lleno en la campaña por la capitalidad cultural de Donostia, Elorza, en su día, paró el proyecto de centro de arte contemporáneo de Tabakalera cuando estaban a punto de iniciarse las obras, echando al traste años de preparación.