La derrota de los demócratas en las elecciones de medio mandato en Estados Unidos han confirmado el resurgimiento de los republicanos. La situación económica aparece como la principal causa, pero también la activación, en ese contexto, de la base de la derecha, especialmente contra la reforma del sistema de salud y las políticas de estímulo del gasto. Sin embargo, cabe recordar que se trata de un resultado habitual en estas elecciones, y que se han conocido derrotas más abultadas incluso en situaciones más favorables. En cualquier caso, los demócratas han perdido el control del Congreso, lo que limita notablemente la capacidad de Obama de sacar adelante su programa; además, la representación demócrata ha adquirido un perfil más liberal en detrimento del de izquierda.

La mayoría republicana en el Congreso, no obstante, impedirá que a partir de ahora ese partido siga jugando sus cartas al mero descrédito del presidente. Estos dos años se han limitado al acoso y derribo, a provocar el enfado en la población, azuzados por el movimiento Tea Party, pero sin aportar ideas ni alternativas. Ahora se verán obligados a presentar propuestas, y si no aciertan, Obama podría salir fortalecido. Frente a una oposición intransigente como la anunciada por los republicanos, Obama podría actuar como hiciera Harry S. Truman, ofreciendo diálogo y compromisos por un lado y, por otro, vetos calculados -como impedir el desmantelamiento de la reforma del sistema de salud- para restar eficacia al control opositor del Congreso. Pero sobre todo deberá explicar mejor su visión a la opinión pública, especialmente a sus votantes de hace dos años, e incluso a su propio partido.

Seguramente Obama tendrá la tentación o, en cierto modo, necesidad de derechizar un poco más su actuación política para tratar de repetir mandato dentro de dos años. Si ello significa que el fenómeno Obama ha perdido fuelle o está agotado, lo dirán estos dos años. Obama presenta luces y sombras a medio mandato: quizás haya perdido impulso, pero no carisma. Ahora, está por ver si será capaz de recuperar el primero y exprimir el segundo para imponerse en esta fase de «cohabitación» y, sobre todo, para contribuir a que su partido reactive el espíritu que le llevó a Washington hace dos años.