Elecciones en EEUU
Obama tiende la mano tras la victoria electoral republicana
Quizás es lo que toca y el presidente tendió la mano a los republicanos para colaborar, especialmente frente a la crisis económica. Fue su primera reacción tras unas elecciones en las que los demócratas pierden la mayoría en la Cámara de los Representantes y amarran por los pelos el control del Senado. Es una reacción lógica, pero no la única posible y menos aún la que garantiza el futuro político del «fenómeno Obama».
GARA | WASHINGTON
Barack Obama asumió su responsabilidad en la frustración del electorado. Una frustración que vinculó directamente con la situación de la economía, que no termina de despuntar tras la peor crisis desde la Gran Depresión. En su primera alocución tras las elecciones de medio mandato, el presidente estadounidense reaccionó a la derrota parcial de los demócratas con un mensaje conciliador en la línea de los que han marcado los dos primeros años desde su llegada a la Casa Blanca.
Fue su respuesta al mensaje que le lanzó el partido republicano, por boca del ya virtual nuevo líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, John Boehner. «¡Cambia el rumbo!», le instó el número tres en la jerarquía de poder en EEUU, tras el presidente y el vicepresidente, Joe Biden. Boehner, autor del programa electoral republicano, insistió en que «está claro quiénes son los ganadores, el pueblo americano».
Tras el tono demagógico de su discurso se adivina, quizás, la sinceridad del subconsciente de Boehner al elegir esas palabras. Y es que el resultado no supone una arrolladora victoria para los republicanos ni una derrota irreversible para Obama.
El Viejo y Gran Partido (GOP) arrebata con claridad la mayoría a los demócratas en la Cámara de Representantes, quitándoles alrededor de 60 escaños. Es el mayor vuelco en esta Cámara desde hace 60 años. El propio Bill Clinton perdió 52 en las elecciones de medio mandato de 1994. Pero el entonces presidente perdió también el Senado.
Y eso no ha ocurrido esta vez, aunque sea por los pelos. Los republicanos arrebatan a los demócratas los escaños para el Senado por Pennsylvania, Wisconsin, Indiana, Dakota del Norte, Arkansas e Illinois, este último de alto valor simbólico por tratarse del que fue ocupado por el propio Obama hasta su llegada a la Casa Blanca.
Pero los republicanos necesitaban un vuelco en diez estados y, a falta de que finalice el recuento, completaban seis. En esta crucial batalla, resultó decisivo que los demócratas lograran contener la marea del Tea Party en Delaware y Nevada.
En Delaware, la candidata del Tea Party Christine O'Donnell fue frenada en seco por el demócrata Chris Coons. Este último -y por ende los demócratas- se ha visto así beneficiado por la derrota en las primarias republicanas de Mike Castle, quien pese a tener más posibilidades, fue superado por O'Donnell, para quien la confesión de que coqueteó de joven «con la brujería» y sus pronunciamientos contra la masturbación y por la abstinencia sexual la condenaron a una segura derrota.
Igualmente gratificante, aunque de mayor valor simbólico, resultó la reválida en el puesto de senador por Nevada de Harry Reid, quien venció a la también ultraconservadora Sharron Angle y garantiza, por partida doble, su continuidad como líder de la mayoría demócrata en la Cámara Alta. Una mayoría apuntalada además por el triunfo del demócrata Joe Machin en un estado tradicionalmente republicano como Virginia Occidental. Una victoria paradójica, ya que Machin se aseguró su triunfo con una durísima campaña contra su teórico jefe de filas, el presidente Obama.
Gobernadores
Por contra, y aunque es un elemento en el que se repara menos, resulta contundente la victoria republicana en las eleccio- nes a gobernador. Y es que los republicanos arrebatan diez estados a los demócratas, que mantienen sus bastiones de California y del este del país.
Los demócratas tenían hasta ahora 26 gobernadores frente a 24 republicanos. Y será labor de todos ellos redefinir el mapa de circunscripciones electorales para las presidenciales de 2012.
El mapa completo revela, así, una derrota, aunque no tan contundente como se presagiaba, de los demócratas. Y una victoria que, pese a que tendrá un claro beneficiario, los republicanos, es mucho más compleja a la hora de identificar su sujeto.
Un análisis de la participación electoral, tanto cuantitativa (en torno a un 40%) como cualitativa (voto de mujeres, minorías) revela que el abstencionismo ha sido especialmente fuerte entre el electorado que apoyó con entusiasmo a Obama hace dos años. Una radiografía del votante medio el pasado martes nos lo presenta como varón, blanco, de mediana edad para adelante y recursos económicos.
Además, el Tea Party ha sabido movilizar para los republicanos a un sector de la población crispado en contra del presidente y de la mayoría demócrata. Un Partido del Té que ha irrumpido -pese a algunas derrotas sonadas- en el panorama político y que puede convertirse, a la larga, en un problema para el partido republicano.
Pero no es al Tea Party al que Obama debería temer, sino a él mismo. Y es que lo parcial de su derrota es la excusa para intente continuar con su política contemporizadora con un partido, el republicano, que trata por todos los medios de hacer encallar el proyecto de refundación del país que defendió el candidato Obama. Un proyecto que a su vez cuenta con enconados enemigos en el seno de su propia Administración y, por extensión, entre la ahora «tocada» mayoría demócrata. No pocos opinan que habría llegado el momento de que el presidente dé un puñetazo encima de la mesa y utilice las prerrogativas presidenciales para oponerse a la labor constante de zapa de tirios y troyanos. Sólo eso podría asegurarle la victoria en 2012.
Pero es sabido que sólo los que han sufrido una dura derrota están en condiciones de levantarse para vencer. Y la salomónica aritmética parlamenta- ria tras las elecciones podría ser la última trampa para Obama.
La abstención, muy visible entre el electorado demócrata y los sectores que auparon a Obama en 2008, alcanzó un 60%, alrededor de quince puntos más que entonces. En las elecciones de medio mandato la participación suele ser en torno a un 10-12% menor.
El republicano Mark Kirk ganó la contienda por el puesto en el Senado por Illinois, que dejó vacante Obama en 2008 en su pugna por la Casa Blanca. Kirk aventajaba en 83.000 votos al demócrata Alexi Giannoulias.
El 55% de los votantes rechazó en referéndum en California la legalización completa de la marihuana. El 45% votó a favor de una propuesta rechazada incluso por el demócrata Jerry Brown, quien venció claramente en los comicios a gobernador.
Chivo expiatorio de la derecha, que lanzó una campaña de recogida de fondos con el título de firenancypelosi.com (echad a pelosi.com), la demócrata pierde la Presidencia de la Cámara de Representantes aunque mantiene escaño.
El demócrata Joe Machin venció a su rival republicano al Senado en el fuertemente conservador estado de Virginia Occidental. Y lo hizo con una dura campaña contra Obama, blandiendo un rifle y posicionándose contra las reformas del presidente.