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Una novatada que nunca olvidarán dos navarros que han cumplido el sueño de correr en su equipo

Javier Iriarte y Enrique Sanz cumplieron el lunes en la primera toma de contacto del Movistar con una tradición en el equipo navarro desde los años de Reynolds y Banesto. Los nuevos tienen que pagar su novatada y no la olvidarán. La tendrán grabada tras vivir unos días de ensueño.

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Joseba ITURRIA

La pasada semana se confirmó su fichaje por dos años por el Movistar y el lunes y el martes participaron en Madrid en su primera concentración para conocerse y tomar las medidas para la ropa. Los dos destacan el recibimiento de un grupo ante el que cumplieron su novatada, como todos los corredores y auxiliares nuevos, al subirse a una silla para tener un minuto de gloria y presentarse ante los demás.

De los dos días, Javier Iriarte (Zizur Mayor 11-11-1986) destaca «la alegría por volver a la élite. El primer contacto da impresión al estar con gente que has visto en la tele, pero el recibimiento a los jóvenes ha sido muy bueno, con una novatada sencillita para pasar el momento crítico. Los ves en la tele pedaleando, pero estás con ellos y ves cómo es cada uno y te llevas sorpresas y todas para bien».

Los ha visto hasta ahora en la tele porque apenas corrió con ellos en su debut profesional con el Burgos en 2008. Apenas tuvo 25 días de competición, incluidos los de la Vuelta a Nafarroa con aficionados. Tuvo que recalificarse en el Lizarte, con el que ha logrado cinco victorias en dos años antes de dar un salto diferente «por la infraestructura, el equipo, el calendario... No tienen nada que ver. No era fácil volver enseguida. Tenía la ilusión de hacerlo y me di dos años. Toda la gente de mi alrededor sabía que éste iba a ser mi último año como amateur porque la vida continúa y el ciclismo no es todo».

Pero de pensar en dejar la bici ha pasado a a fichar por dos años con el Movistar del UCI Pro Tour: «Es el inicio de un sueño y más en el equipo de casa. Eusebio te da confianza y estar con la gente de tu tierra supone mucha más moral. Arrieta y Txente han sido mis ídolos y me pueden influir mucho porque han hecho un trabajo para el equipo que es para lo que yo estoy capacitado. Ahora tener a uno de compañero y a otro de director va a ser bueno y lo que quiero es devolver con creces la confianza que han puesto en mí».

Además los conoce por entrenarse con ellos en la grupeta de Iruñea, sobre todo en invierno. También le ayudará pasar con Enrique Sanz, compañero en el Lizarte y de entrenamientos en los dos últimos años: «Ayuda ir de la mano de otro corredor con el que has compartido dos temporadas. La relación que tenemos es muy buena y debe seguir siendo así. A mí me tocará trabajar para el equipo, aunque siempre haciendo bien tu trabajo un día puede llegar la victoria. Enrique debe formarse, pero tiene su punta de velocidad y puede explotarla. Aunque no es lo mismo en profesionales que en aficionados, es joven y tiene mucha progresión».

Ascenso por méritos propios

Enrique Sanz (Orkoien, 11-9-1989) ha demostrado en su último año amateur (pocos corredores ganan cuatro carreras en poco más de un mes con 20 años) que su ascenso al Movistar no se basa en las 23 temporadas que pasó su padre Enrique como mecánico en Reynolds y Banesto (1980-2003) ni en su condición de sobrino de Eusebio Unzue.

«Empecé en cadetes y al pasar a juveniles me entrené mejor. Destaqué y en amateur he tenido una buena trayectoria. El ciclismo ha sido el deporte de casa aparte del fútbol y me ha tirado más mi hermano. Le hacía ilusión que compitiera». Y es que tuvo que elegir entre el fútbol, también es sobrino de Juan Carlos Unzue, y el ciclismo, con su tío, su padre y su hermano Jorge, que fue amateur en el mismo equipo que ha corrido él como amateur y que desde hace años es su preparador físico tras licenciarse en la INEF: «Buena parte de todo esto se lo debo a él, a mi otro hermano y a mis padres».

Cumple un sueño porque «es el equipo de casa y más para mí. Era donde quería pasar, sin menospreciar a los demás. Venía hablando con ellos desde final de una temporada que había salido muy buena. Había ganado con gente mayor bien y en principio se les dijo que hasta 2012 podía aguantar como amateur, pero al final ellos han sido los que me han dicho que debo ir para arriba ya y si te echan al agua aprendes a nadar solo».

Para él ha sido especial verse como compañero de corredores a los que veía cuando era un niño: «Antes iba como el hijo del mecánico al hotel en el Tour y estaba con Txente y Arrieta y ahora estás con ellos, y, más siendo navarro, te tienen un cariño especial, tanto ellos como Erviti y los directores».

También destaca de su primera toma de contacto de Madrid que «te acogen muy bien, aunque nos han hecho alguna novatada a los nuevos. Por lo demás, te cogen las medidas para la ropa y eso te choca. Estás acostumbrado a que te den una talla, pero aquí te la hacen a medida, les dices cómo la quieres. Si más corta, si más ancha...». Por ahora ni él ni Iriarte saben su calendario, aunque lo más probable es debutar en Mallorca. Para conocerlo irán en diciembre a una segunda concentración del Movistar en la que además recibirán la ropa y el material.

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