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Análisis | Desequilibrios económicos en la Unión Europea

Alemania, ¿motor económico duradero de Europa?

Los efectos depresivos del retroceso del consumo privado alemán sobre otros países europeos, al no favorecer la importacion de productos europeos en Alemania, son permanentesLa manera en que está saliendo, provisionalmente, de la receseión económica no ha sido mediante la política de austeridad, sino gracias a sus políticas expansionistas siendo alto el déficit del Estado a lo largo de 2010 y la deuda pública del 67% del PIB alemán

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Anton BORJA Catedrático de Economíá de la EHU-UPV

El modelo exportador alemán en el que basa su recuperación funciona únicamente merced a los desequilibrios de la eurozona. Alemania no quiere focalizar sus ventas excesivamente en sus socios europeos. Además el modelo neoliberal acentúa las diferencias.

A lo largo de 2010 la economía alemana se ha desmarcado de otros países de la eurozona ya que tendrá un crecimiento económico del 3,4 % del Producto Interior Bruto (PIB) y en cambio para la eurozona será del 1,7% (en el caso español se registrará un retroceso del 0,1%)

El crecimiento económico es dependiente de las exportaciones y de las inversiones realizadas, pero a la vez hay una debilidad crónica en el consumo interior del país. La contribución del sector del automóvil, equipamiento de transporte, maquinaria mecánica y eléctrica y el sector químico, suponen el 50% de la exportaciones alemanas y el total del excedente comercial en 2001.

Cabe sañalar que la política exportadora alemana no ha sido afectada por la apreciación del euro (respecto al dólar) lo que no sucede para las mercancías francesas e italianas. Para el periodo 2002-2007 el saldo de la balanza comercial ha sido el 6,8% del PIB .

Conviene no olvidar que en la primera década del siglo XXI Alemania mantiene un esfuerzo permanente de modernización industrial y tecnológica, de modo que sus industrias se centran en sectores de medio-alto y alto nivel tecnológico.

La inversión en I+D oscila entre el 2,4% del PIB (año 2002) y el 2,6% (año 2.008) y que el número de patentes triádicas por millón de habitantes varía entre valores de 74,2 y 73,1 para los años 2002 y 2008. La contribución empresarial industrial aporta dos tercios de la inversión en I+D.

Los valores citados están muy alejados de los existentes en otras economías como en el caso español, en el que el gasto de I+D, para el periodo considerado, varía de 0,9% a 1,3% del PIB y el número de patentes varía de 4 a 5,7. Tanto el impulso tecnológico y científico en la industria de gama alta como la externalización de actividades productivas de bajo nivel tecnológico (y, por tanto, de bajos salarios) siguen siendo palancas fundamentales de la dinámica económica alemana.

La exuberancia exportadora alemana, especialmente en la Unión Europea, conlleva que se produzcan déficits comerciales en economías como la española, griega, portuguesa, entre otras, respecto a la alemana.

Al excedente comercial alemán, como contrapartida, le corresponde una exportación de capitales (en forma de inversiones, préstamos a bajo interés...) a las economías con déficits comerciales ya citadas. En 2007, la exportación de capitales fue de 234.980 millones de euros.

Hay que considerar que desde comienzos de la década se ha producido un fenómeno de diferenciación y separación de los bancos alemanes respecto de la industria, admitiéndose la creciente importancia de los mercados de capitales y de los accionistas.

El éxito del modelo alemán, además de en la exportación, también se ha basado en cierta contención salarial. El coste salarial unitario manufacturero se ha estancado en el periodo 2002-2008. Para dicha magnitud tomando como valor cien el año 2002, alcanza un valor de 90 en 2006 y vuelve a obtener el valor 100 en 2008.

El coste salarial por hora de trabajo ha evolucionado de 30,1 dólares (año 1995), a 22,6 (año 2000) y 37,6 (año 2007). Como ejemplo comparativo, en el caso español, para 2007, el salario horario ha sido de 21 dólares. Aunque el nivel de vida español es más bajo que el de Alemania, no dejan de ser significativas las diferencias salariales existentes. En cuanto a los beneficios alcanzan la cifra de 11% en 2008.

En relación a la evolución del mercado de trabajo, el gobierno verde-socialdemócrata (1998-2005) de Schröder desarrolló las «leyes Hartz» que favorecieron la flexibilidad laboral fomentando la creación de empleo a través de las subcontrataciones, los contratos temporales y el trabajo autónomo.

Se reglamenta que todo empleo se considera aceptable, incluso si su remuneración es inferior a los mínimos fijados en convenio. A señalar que la pobreza severa ha aumentado entre 1997-2007 del 6% a 11% de la población.

Alemania ha sufrido políticas de austeridad, de reducción del gasto público (incluyendo gasto social) desde la época de Schröder (1998-2005), y todo ello resultado de la reducción de los impuestos sobre beneficios de sociedades y sobre las rentas superiores, política seguida más tarde por A.Merkel.

Si Alemania hubiera mantenido los niveles de imposición fiscal de 1998, su Estado habría recaudado 75.000 millones de euros más por año. Es significativo que las cuentas del Estado mostraban un superávit (0,2% del PIB) en 2008, frente a los déficits públicos de otros países de la eurozona.

La crisis comienza a apreciarse a lo largo de 2008 y está actuando por dos vias. Una vía sigue siendo la financiera, y bancos alemanes tuvieron que ser rescatados mediante garantías públicas de hasta 400.000 millones de euros .

Los créditos problemáticos de los bancos alemanes ascendían, en 2009, a 213.000 millones de euros (en el caso español eran de 97.000 millones de euros).

La otra vía ha sido la del comercio y de la producción industrial. La industria de exportación sufrió ante el descenso de la demanda internacional, especialmente el sector del automóvil con su sobrecapacidad de producción. Las medidas para reflotar el mercado supusieron 78.000 millones de euros y el gasto general público aumentó, en 2009, el 3%.

Las exportaciones, en 2010, tienen un fuerte impulso (hay 236.000 empresas exportadoras) pero el consumo privado retrocede dos puntos respecto a 2009. Los efectos depresivos del retroceso del consumo privado alemán sobre otros países europeos (al no favorecer la importación de productos europeos en Alemania) son permanentes.

Por otra parte, la tasa de autofinanciación de las empresas alemanas ha pasado de 95% a 103%, en los últimos años y la tasa de beneficio del 10,4% del PIB al 9,4%.

La industria alemana busca la diversificación, profundizando en la industria farmacéutica, ingeniería biomédica, metrología y automática. Y en los servicios, en sectores como la salud, equipo deportivo, ocio y educación. Además, ocupa un lugar importante en el campo de las energías renovables como la eólica y solar e invierte en tecnologías apropiadas para reducir las emisiones de CO2 en diversas actividades industriales.

Como señala Peter Gruss, presidente del Instituto Max Planck, va a haber «un aumento sostenido de los presupuestos en I+D durante los próximos cinco años», y se plantean invertir ya el 3% del PIB en I+D+i. La investigación en ciencias básicas es esencial, dado que, entre otros factores, la exportación de productos de alta calidad chinos es superior a la de Alemania.

Las nanotecnologías, nuevos materiales, junto con las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) son campos atractivos, que exigen cubrir nuevos puestos de trabajo (hasta 37.000 puestos no cubiertos actualmente).

Por ello, no es de extrañar que el endeudamiento de las administraciones públicas, en 2010, alcance la cifra de 78% del PIB (mayor que en el caso español que es de 62,3% del PIB). Esta política de endeudamiento no es incompatible con el plan de austeridad adoptado, en junio 2010, con un valor aproximado de 80.000 millones de euros que abarca hasta 2014, al igual que los planes de austeridad que se extienden a varios países de la eurozona.

Reflexiones finales.

Como vemos el «modelo exportador» alemán -esa mezcla única de elevada productividad , baja fiscalidad y contención salarial- funciona únicamente merced a los desequilibrios de la eurozona.

Con la crisis se implantó el plan de rescate, de mayo 2010, de 750.000 millones de euros, en forma de préstamos y garantías que sirve para reembolsar a los bancos (entre ellos bancos alemanes) las deudas pendientes (hasta 2013), en detrimento de favorecer el consumo. Naturalmente, el plan de rescate supone planes de austeridad para las economías con déficits públicos, lo cual acentúa la recesión para varios años (en el caso español, diversos analistas contemplan la posibilidad de que se extienda hasta 2016).

En octubre pasado, la UE aprobó, bajo presión de Angela Merkel, la prolongación de los planes de rescate, a la vez que se va a realizar un control riguroso sobre los déficits públicos y sus plazos. Es decir, la banca internacional (también los bancos alemanes) no ceden en sus exigencias de cobro de los préstamos pendientes.

La banca alemana posee créditos problemáticos por valor de 213.000 millones de euros, lo que explica suficientemente la exigencia de cumplir dichos ajustes.

Si se producen impagos, entonces serán los mercados financieros los que sancionen y dobleguen a los gobiernos que incumplan los planes de austeridad, de modo que los mercados de deuda harán pagar tipos de interés más elevados a los países más «irresponsables» con sus cuentas públicas.

Pero esta estrategia debilita la credibilidad de que la zona euro tenga coordinación de las políticas fiscales para que funcione de manera efectiva un área económica común, y favorece las actuaciones de mercados financieros contra los países que tienen déficits públicos.

Por otra parte, es significativo que las exportaciones alemanas han pasado de suponer el 75% de las mismas las que se dirigían a la Unión Europea, en 2007, a alcanzar el 62% en 2010, en favor de China, Rusia y otros países emergentes.

Todo parece indicar que Alemania no quiere focalizarse demasiado con los socios europeos (dado el estancamiento económico en varios países), sino que busca la diversificación mundial, acentuada, de sus exportaciones, tanto a EEUU ( en la espera de su recuperación económica) como a países asiáticos y sudamericanos.

Se produciría, por tanto, un reparto del 50% de las exportaciones en la esfera europea y otro 50% extramuros de Europa. Y todo ello siguiendo la ortodoxia neoliberal con sus socios europeos (planes de austeridad, recortes de gastos sociales, reequilibrio presupuestario, etc.) manteniendo estancado el consumo doméstico alemán (en los seis primeros meses de 2010 ha bajado el consumo un 1,4%) para que no haya un rebrote de la inflación.

Es sorprendente que el presidente español, José Luis Rodriguez Zapatero, haya declarado, en octubre, que las medidas impopulares que ha adoptado el ejecutivo, y que han originado una huelga general reciente, son similares a las que adoptó Schröder en Alemania en el periodo 1998-2005 y que ha permitido a Alemania sobrellevar ahora la crisis en condiciones mucho mejores que otros países. De igual manera, concluye Zapatero, se tiene que hacer en el Reino de España, enfrentándonos a unos años duros que darán lugar, más tarde, a la recuperación económica, como ha ocurrido en Alemania.

Este análisis comparativo laudatorio del plan de austeridad español es interesadamente erróneo. La aplicación de las reformas de Schröder determinó un estancamiento de la economía alemana, ya señalada, y afectó negativamente a varias economías de la UE.

La manera como está saliendo, provisionalmente, de la recesión económica no ha sido mediante la política de austeridad, como señalaba Zapatero, sino, al contrario, gracias a sus políticas expansionistas siendo alto el déficit del Estado a lo largo de 2010, y la deuda pública de las administraciones alemanas es de 67% del PIB alemán, superior al endeudamiento de la economía española.

Los Länder (equivalentes a las comunidades autónomas españolas) han aumentado su gasto de una manera muy notable, precisamente lo opuesto a lo que está sucediendo en la situación española. Son las políticas expansivas del gasto público las que favorecen la dinámica de la economía alemana.

Los retos de la construcción europea siguen pendientes, pero los dirigentes alemanes siguen entendiendo que dicha construcción se ha de hacer a través del mercado en el sentido más neoliberal del término, cumpliéndose el Pacto de Estabilidad.

No es extraño que el bloque de «economías del Sur» como la española, la portuguesa, la griega y la irlandesa se vayan «alejando» de las «economías del Norte», como son la alemana, la holandesa, la austriaca y la finlandesa, que tiene superávits en sus balanzas de pagos y sus déficits públicos no son importantes.

El ajuste neoliberal existente, la competitividad acentuada internacionalmente (la guerra de divisas actual es otro episodio más) y la falta de coordinación y de federalismo económico (que incluye transferencias de recursos del «Norte al Sur») junto con medidas que refuercen los presupuestos públicos de la UE son factores imprescindibles, entre otros, para reorientar el rumbo europeo.

Pero no parece que Alemania oriente su política económica en esa dirección. Las tensiones en la UE están servidas (con degradación social creciente) y en los próximos años veremos una jerarquización y desequilibrios mayores en el interior de la UE, consecuencia de la acentuación neoliberal con el protagonismo de los mercados financieros en la construcción europea.

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