José Luis Zumeta (Usurbil, 1939) prefiere ver sus pinturas en lugares frecuentados por la gente, y no tanto en las habituales galerías de arte. La razón es bien sencilla; a su juicio, las galerías suponen habitualmente una barrera para que la gente de a pie sea mayor conocedora del arte. Sin embargo, siempre es más fácil que las personas se acerquen al mundo de la pintura en lugares a los que acuden con mayor asiduidad.

Zumeta ha expuesto sus obras en numerosas galerías, pero también ha repetido la misma ecuación en lugares como el mercado de San Martín de Donostia, en el almacén de Uribitarte de la capital vizcaina o en el gaztetxe de Iruñea.

En esta ocasión, el pintor usubildarra «descubre» una localización para exponer sus obras. Se trata de la bodega Portia, construida recientemente en la localidad burgalesa de Gumiel de Izán, y que fue diseñada por el internacionalmente conocido arquitecto Norman Foster.

A través de su hija

Zumeta declaró a este rotativo que este proyecto surgió a raíz de su hija Usoa, quien fue la que hizo de puente de unión entre la bodega y su padre. Para esta muestra, que quedó inaugurada ayer, el artista ha escogido un total de dieciocho obras realizadas en los últimos tres años.

Como suele ser habitual en sus muestras, ésta tampoco contienen ningún título, al igual que sus creaciones. Esta vez ha elegido varios óleos de gran tamaño sobre los que ha plasmado los vistosos y llamativos colores tan ligados a su trayectoria artística. Zumeta confesó que, además de esta muestra, que permanecerá abierta en la bodega Portia hasta el próximo 10 de diciembre, entre sus objetivos se encuentra dirigir otra exposición de mayor calibre, aunque aún no haya encontrado el lugar apropiado para llevar a cabo esta iniciativa.

La nueva bodega Portia fue diseñada por Foster e inaugurada el pasado 28 de octubre con la presencia del arquitecto británico. El edificio supone el desembarco del riojano Grupo Faustino en la Ribera del Duero y ésta es la segunda bodega de diseño vanguardista que se construye en esta zona. La primera en ubicar un edificio moderno fue la bodega Protos, y fue diseñado por el arquitecto Richard Rogers, compatriota de Norman Foster.