La derecha de UPN y PP y su eterno socio, el PSN, respiraron tranquilos el viernes al conocer los resultados del «navarrómetro». Dejando a un lado su horrenda denominación y el a todas luces excesivo eco político y mediático que genera esta encuesta, esta vez su publicación traía un titular notorio. La noticia era precisamente que no había noticia, que el Parlamento se mantenía intacto, como una estatua, ajeno por completo a la generalizada impresión de que vienen tiempos de potentes mo- vimientos políticos en toda Euskal Herria. En el sondeo, UPN gana de calle pese a la ruptura con el PP, que logra un bonito hueco. El PSN se mantiene e incluso crece, pese a las previsiones más apocalípticas. Y NaBai se estanca -o retrocede si se toma en cuenta que la encuesta se hizo con Batzarre aún dentro-. O sea, Nafarroa atada y bien atada cuatro años más. Con los datos en la mano, no había partido para 2011. Este «navarrómetro» ha podido sorprender a algunos, pero es la consecuencia lógica de aquel game over pronunciado por el PSOE en agosto de 2007, cuando le dijo a NaBai que no contase con él para cambiar la correlación de fuerzas en Nafarroa.

Ayer, sólo dos días después, el bloque UPN-PP-PSN tiene motivos para volver a preocuparse (los dos primeros ya expusieron ayer en voz alta sus temores). Y ese 68% de encuestados que sueña con un cambio político en Nafarroa tiene motivos para volver a ilusionarse. El movimiento de la izquierda abertzale abre la partida. EA y Aralar tienen la carta en su mano. Una carta que seguro no será perdedora.