«Tengo los días contados por haber trabajado con amianto»
Trabajó 37 años en Echevarría, luego Acenor y, en este momento, Sidenor Basauri.Nadie le dijo ni le informó del peligro del amianto, aunque sus efectos cancerígenos se conocían desde los años cuarenta del siglo pasado. Se prejubiló a los 60 años y le apareció el mesotelioma.
Juanjo BASTERRA
La exposición laboral al amianto fue muy importante en las décadas pasadas. Se espera que los afectados por cáncer (mesotelioma) aumenten en los próximos años y que para 2018 se producirá el pico más alto de afectados. Se calcula que más de 500.000 personas fallecerán en la UE por haber estado en contacto con el mineral cancerígeno en las dos próximas décadas. En Hego Euskal Herria se estima que morirán entre 8.000 y 10.000 personas contaminadas por amianto.
Es duro. Porque todavía hay empresas que niegan ante los jueces haber trabajado con ese mineral cancerígeno, sabiendo que los trabajadores convivían con el amianto en todos los sectores productivos. Juan Francisco García Batán es uno de ellos. Tiene un mesotelioma pleural maligno. Trabajó en Sidenor durante 37 años de su vida.
Hace unos días tuvo un juicio en Bilbo para reclamar a la empresa siderúrgica los daños a la salud que le ha producido trabajr sin medidas de seguridad y sin que se le hicieran los controles de vigilancia de la salud, ni a él ni al resto de la plantilla de la siderúrgica que empleó a miles de trabajadores en sus diferentes plantas.
García Batán tuvo que escuchar en el juicio que el representante de la empresa negaba la existencia de amianto en el tren de laminación donde trabajó. «Resulta que no echábamos sobre planchas de amianto. No sabe. Pero te dan ganas de darle dos mamporros para que no juege así con las personas».
¿Cómo se dio cuenta de que tenía un cáncer producido por el amianto?
En febrero de 2009 estando trabajando sentía que no podía respirar. Tengo también problemas con el corazón. Fui al cardiólogo, pero me dijo que no era de ahí. Me remitió a un examen del pulmón y tras varios análisis, en cosa de ocho días, me dijeron que tenía que ver con un tumor producido por el amianto. El mesotelioma pleural tiene que ver con haber trabajado en contacto directo con el mineral cancerígeno. No hay duda. Es cierto que me cogieron con la suficiente anticipación que me permitió mantenerme con vida por el momento. Es así.
¿Cómo se encuentra?.
Me están dando sesiones de quimioterapia, pero ya no recupero la respiración. Me falta. Me ahogo. Me falta aire en el pulmón, por el derecho respiro muy poco y me dicen que es el principal. He tenido que adaptarme a mi nueva forma de vida, más suave y tranquila. No puedo hacer otra cosa. Cuando te cansas, sabes que no hay más remedio que pararte, y aguantarte hasta que Dios lo quiera. Tengo una fe muy grande y soy muy postivo. Gracias a ello, no me afecta mucho, pero si no fuera así, posiblemente, estaría muerto ya. Sé que estoy condenado a muerte; en realidad, todos lo estamos, pero yo tengo los días contados. Es así.
¿Qué sintió cuando le dijeron que tenía cáncer por haber trabajado con amianto?
Se te cae el cielo encima, todo lo que tienes se viene abajo. Luego lo vas pensando y, la verdad es que siempre he sido optimista, porque, en realidad, es mejor darle de lado y vivir el tiempo que te queda bien. Ahora nos toca vivir, es la única solución que te queda.
¿Cuándo comenzó a trabajar en Echevarría, lo que después fue Acenor y ahora Sidenor?
Entré en Echevarría en 1972, con 23 ó 24 años. Estuve en el pueblo y de allí, tras la mili, me vine aquí a trabajar. Hasta entonces trabajaba en el campo con mis padres. Soy gallego, del pueblo de Taboada, en Lugo.
¿Casi toda su vida la ha pasado trabajando en Sidenor?
37 años trabajando siempre al cuarto relevo. Trabajé y metí muchísimas horas. Por desgracia, me hacían falta. Media vida la consumí trabajando entre doce y dieciséis horas. No me extraña que ahora mi vida me haya pagado con esto.
Tanto trabajar y trabajar para estar enfermo.
Así es. En julio de este año cogí la jubilación anticipada a los 60 años. Me jubilé y recibí este estacazo encima de la cabeza. ¡Qué le vamos a hacer! Hay que vivir con paciencia.
Supongo que usted sabe que ese mal que le ha causado el amianto se podría haber evitado con prevención y utilizando otros materiales.
Sí, hombre. Si cuando hacen reconocimientos médicos en las empresas nos hubieran controlado con radiografías del tórax o con otros sistemas, estas enfermedades tan graves quedarían al descubierto y se podría actuar con más celeridad. En realidad, tuve la grandísima suerte, según me dijo la oncóloga, de que me detectaron el cáncer en los primeros cuatro meses de su aparición, porque si me espero un poco más, ya no estaba vivo. Es así de duro.
Cuando le dicen que hay muchos trabajadores afectados por cáncer como usted, que el amianto les está matando ¿Qué sentimientos tiene? ¿Qué le recorre por las venas?
Se te cae el alma. Los empresarios nos han tenido engañados. No nos dijeron nada del peligro del amianto. ¡Jamás me dijeron que aquello con lo que convivíamos prácticamente en toda la jornada de trabajo era amianto, y que hacía mucho daño a la salud. Muchísimas veces teníamos una avería en el tren de laminación, y como estaba muy caliente, cogíamos unas planchas que había de pladur, de metro y medio de largo y sesenta centímetros de ancho, y las echabas al suelo y te tumbabas encima para no quemarte, porque era la única forma de que no pasara el calor. Estabas mordiendo la plancha, pero nadie nos dijo ten cuidado que eso es amianto y produce cáncer.
¿Qué plan de vida tiene?
Me levanto, paseo por el parque Etxebarria en Bilbo. Trato de hacer vida normal. Voy de un lado a otro, pero es cierto que no puedes pensar en otra cosa: el cáncer te machaca, a pesar de que sea positivo por naturaleza.
«Se te cae el alma cuando sabes que los empresarios nos han tenido engañados. No nos dijeron nada del peligro del amianto. Jamás nos dijeron nada del daño a la salud que nos causaría»