NBA
La semana en que Utah se rió del estado de Florida
Los Jazz derrotaron a domicilio a Miami Heat y Orlando Magic tras espectaculares remontadas y suman una racha de cinco victorias consecutivas.
Izkander FERNÁNDEZ
Estereotipando. Los mormones de Utah se han reído a la cara de los nuevos y dudosos ricos de Miami y de los jubilados de Orlando. De hecho, en Florida no se recordaba un «robo» parecido desde que hace unos años la familia Bush orquestase aquel bochornoso pucherazo que perpetuó la estancia de George W. en la Casa Blanca.
«Los chicos de la remontada» es como son apodados estos días los jugadores de Jerry Sloan. Todo comenzó el 6 de noviembre. Utah perdía de 18 en casa ante Los Angeles Clippers cuando se jugaba el segundo cuarto. Pero gracias a los 30 puntos anotados por Deron Williams y a los 25 sumados por Paul Millsap los Jazz forzaron dos prórrogas para llevarse el partido por 109-107.
Sin embargo Utah Jazz se embarcaba entonces en una peligrosa gira por el Este con tres destinos escalofriantes y una guinda incómoda: Miami, Orlando, Atlanta y Charlotte. Manos a la obra. El martes 9 Utah visitaba el American Airlines Arena, cancha de los remozados Miami Heat. La primera en la cara. Con 22 abajo en el segundo cuarto, los de Jerry Sloan se las ingeniaron para provocar una prórroga milagrosa y obtener la victoria por 116-114.
A falta de 3 minutos Utah perdía de diez pero una explosiva serie de triples protagonizada por Paul Millsap, que acabó con 46 tantos, forzó el tiempo extra. La inoperancia de las estrellas y los estrellados de Miami y el trabajo de hombres atípicos de las filas de los Jazz como Kyrylo Fesenko, CJ Miles o Ronnie Price hizo el resto.
Y es que algo huele mal en Miami. LeBron huele mal en los momentos difíciles. Chris Bosh huele mal cerca del aro. Hasta Wade huele mal, ya que tiene que asumir toda la responsabilidad viendo que sus compañeros de trío desaparecen en los momentos importantes.
Un cuarto de ensueño
El retrato robot de las remontadas de Utah volvió a repetirse al día siguiente, miércoles 10 de noviembre, a 376 kilómetros de Miami. Los Jazz perdían de 18 en el tercer período en el Amway Center, la cancha de los Magic de Orlando. Pero gracias a un estratosférico parcial de 39-20 en el último cuarto y al protagonismo, otra vez, de Williams (30) y Millsap (23), conseguían su tercera remontada exitosa consecutiva. La segunda a domicilio.
El viernes 12 Utah visitó otra de las canchas más difíciles de la competición. En el Phillips Arena de Atlanta, los Hawks ganaban a los Jazz por 11 en el último cuarto. Sloan se la jugó durante muchos minutos del cuarto período con su segunda unidad sobre el parqué. Dos bases, Earl Watson y Ronnie Price; un escolta, CJ Miles; y dos pívots: Fesenko y Elson.
El banquillo de los Jazz se las arregló para recortar distancias. Los Williams, Kirilenko, Millsap y Jefferson volvieron a repetir el mismo guión de las tres noches anteriores: Utah se impuso a Atlanta por 90-86.
La última página hasta el momento de esta increíble historia se escribió el sábado 13 en Charlotte ante los Bobcats de Larry Brown. 18 abajo en el segundo cuarto y lesión de Deron Williams. Pero el propio Williams emergió en la segunda mitad para dar la victoria (96-95) a su equipo sobre la bocina tras haber remontado 12 puntos en los últimos 12 minutos.
Kevin Love, ala pívot de los Timberwolves, logró la semana pasada la impresionante marca de 31 puntos y 31 rebotes en un partido, algo que no ocurría desde la temporada 81-82.
Los Hornets de Nueva Orleans son la única franquicia invicta de la liga con 8 victorias, una vez que Los Angeles Lakers cayesen derrotados por primera vez ante los Denver Nuggets.
No es una simple casualidad que un equipo como Utah Jazz, con un entrenador como Jerry Sloan, sea quien esté protagonizando una epopeya de tal calibre. La ética de trabajo de Sloan, que no de comportamiento al borde de la pista, es envidiable. El lóngevo técnico, conocido por ser el entrenador de los míticos Jazz de John Stockton, Karl Malone y Jeff Hornacek, es un superviviente nato. Cuando parecía que su tiempo había pasado, se reinventó gracias a la figura de Andrei Kirlenko. Luego llegó Deron Williams. Sumó a Carlos Boozer. Y este año, tras el traspaso de Boozer a Chicago a cambio de Al Jefferson y la explosión de Paul Millsap, parece que la franquicia de Salt Lake City volverá a los playoffs, como casi siempre, con opciones de superar un par de rondas. Jefferson dejaba claro esta misma semana cuál era el secreto del éxito de los Jazz: «Trabajar. No rendirse y no dejar de luchar jamás». I.F.