Txetxu Aurrekoetxea Urkixo Militante de EA
¿Y ahora qué?
¿Y ahora quién devuelve a los denunciados injustamente, en éstos y otros casos, su honor, su profesionalidad, su dedicación esmerada y correcta al servicio de la ciudadanía?
Después de transcurridos más de diez años de denuncias continuas y constantes por dar solución definitiva al conocido problema del «lindano», poniendo en duda la profesionalidad de todos los que participamos en solucionar este gran problema heredado, científicos, técnicos, políticos, etc., ahora la Audiencia de Bizkaia confirma el sobreseimiento de la denuncia presentada por la Asociación «sasiecologista» Lur Maitea por el depósito clandestino, decían, de tierras contaminadas con residuos de HCH.
Determinados medios de «comunicación» han hecho seguimiento de estas denuncias sin ningún tipo de rigor, ni técnico ni informativo, ya que nunca se contrastaba la noticia con la otra parte, se daba por buena la información emanada de una de las partes, la que ahora y por tercera vez consecutiva ha sido sobreseída por la Audiencia de Bizkaia.
Daba lo mismo que las tierras contaminadas con HCH, provenientes de las obras de cimentación de la construcción del Hipermercado Max Center se hubieran almacenado convenientemente, es decir, debidamente selladas, en las antiguas instalaciones de Bilbao Chemical, diciéndose que tal almacenamiento era clandestino, aunque estuvieran constatadas en todos los documentos públicos elaborados por el Gobierno Vasco y trasladados al propio Parlamento Vasco.
Todo el mundo conoce cuándo fue inaugurado el Hipermercado Max Center, año 1994, fecha fácilmente constatable para cualquier persona que hubiera querido informar convenientemente a sus lectores.
Por tanto, sus cimentaciones fueron ejecutadas como mínimo dos años anteriores a esta fecha, lo que hizo que el «vertedero clandestino» denunciado fuera ejecutado durante este periodo y no en el año 1995, un año después de la inauguración, tal y como establecía la denuncia.
Pero si lo que se quería era desprestigiar, la labor de los responsables políticos y técnicos de Ihobe, había que introducir estas falsedades en los medios de comunicación. Y, sin ningún rubor, algunos no tenían inconveniente alguno en publicar el nombre con apellidos, incluidas las fotos, de las personas responsables.
No se daba, sin embargo, la información de estos mismos responsables políticos y técnicos cuando sus trabajos eran prestigiados por organismos internacionales o por organizaciones ecologistas serias, como Greenpeace, cuyo responsable en el Estado español, Juan López Uralde, en su momento dijo: «A lo largo de estos 25 años de trabajo en Ihobe, se han adoptado algunas de las iniciativas más interesantes en el Estado, en cuestiones como pueden ser el impulso a la producción limpia, la eliminación de residuos en origen o nuevos tratamientos en residuos peligrosos, como fue el caso, del tratamiento del lindano o del BCD...».
La otra denuncia formulada por estos «sasiecologistas», la de Plastificantes de Lutxana, sin ni siquiera preocuparse en leer la información pública en su momento puesta en conocimiento de la ciudadanía, donde se reflejaba quién era el responsable de la recuperación de un suelo contaminado y la gestión de los residuos tóxicos y no existentes, información a la cual no presentaron en tiempo y hora alegación alguna al respecto.
Pero a esta gente le importa poco todo esto. Con tal salir en determinados medios de comunicación ya tienen su misión cumplida.
En este caso, se denunciaba a Ihobe y a su director general por haber sido los ejecutores de la recuperación del suelo, de la empresa Plastificantes de Lutxana SA y la gestión de sus residuos, indicando sin ningún rigor, además, que los suelos han sido mal limpiados, amparados en un informe elaborado por la Guardia Civil, quienes utilizaron (?) el «Manual Práctico de Ihobe» para llevarlo a cabo.
La realidad del asunto es que las labores de demolición de los edificios, la limpieza del suelo y la gestión de los residuos fueron realizadas por empresas especializadas, ajenas a Ihobe y contratadas por la empresa propietaria de los terrenos.
Otra circunstancia digna de resaltar en este tema es que el informe realizado por la Guardia Civil, donde se especificaba que el suelo estaba contaminado, fue elaborado meses antes de ser limpiados los mismos.
¡Cómo no van a estar contaminados, si no se habían llevado a cabo los trabajos de limpieza¡
En el Auto, que la jueza del caso «Plastificantes de Lutxana», con fecha 2 de setiembre de 2010, ha dispuesto y acordado, es la nulidad de la denuncia de la Asociación Lur Maitea, decretándose el sobreseimiento libre de la causa, por no ser los hechos denunciados constitutivos de infracción penal alguna e imponiendo las costas del procedimiento a la parte demandante.
¿Y ahora qué?, me pregunto.
¿Quién devuelve a los denunciados injustamente, en éstos y otros casos, su honor, su profesionalidad, su dedicación esmerada y correcta al servicio de la ciudadanía, cuando se ha demostrado fehacientemente la mala fe de los denunciantes y también, hay que resaltarlo, la de determinados medios de comunicación, que incumpliendo todas las reglas deontológicas al uso no han tenido en cuenta la presunción de inocencia, dando pábulo a informaciones de «sasiecologistas incompetentes»?