El testimonio y la denuncia de la masacre de El Aaiún rompen el cerco informativo de Rabat
El cerco informativo del Gobierno de Rabat sobre El Aaiún, aún vigente, no sólo no disipaba las sospechas de graves violaciones de derechos a la población saharaui, incluso de genocidio; al contrario, acrecentaba esas sospechas. Por eso quizá no extraña lo que dos activistas pro saharauis escondidos en la capital del Sahara Occidental referían en el vídeo que han conseguido colgar en Intenet. No extraña, pero no por ello resulta menos terrible y denunciable, y es de agradecer la labor de los dos activistas, que han logrado poner el principal instrumento de comunicación al servicio de los oprimidos y masacrados. Contrasta el riesgo al que están expuestos esos reporteros ocasionales con los iniciales tímidos lamentos de la comunidad internacional que se han convertido en insoportable silencio. Una comunidad internacional compuesta por países que ponen el grito en el cielo sólo cuando las violaciones de derechos las lleva a cabo quien disputa sus intereses, y por ello son capaces de apoyar económica y militarmente a gobiernos genocidas. Destaca en esa responsabilidad el Estado español, pero sus gobernantes ya han dicho claramente que lo primero son sus intereses.