Más de la mitad de los trabajadores manuales de la UE confirma que no podrá extender su actividad productiva más allá de los 60 años, aunque, en general, el 59% de los 235 millones de ocupados afirma que sí podría hacerlo.

Este dato es importante debido a la ola que recorre Europa sobre el aumento de la edad de jubilación. «El desarrollo de sistemas de trabajo sostenibles es fundamental para conseguir empresas satisfactorias y productivas», afirma la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones Laborales y de Vida (Eurofound) en los primeros datos de la quinta encuesta sobre las condiciones de trabajo en la Unión Europea.

Los datos desvelados ayer confirman que las condiciones de trabajo, en general, «están mejorando, pero de una manera muy lenta». Todavía hay elementos preocupantes como el incremento de los ritmos de producción, lo que trae consigo mayores daños para la salud.

Jorma Karppinen, director de la Fundación Dublín, aseguró que «es importante que sepamos lo que está pasando en el lugar de trabajo para que podamos ayudar al diseño de políticas que puedan ser relevantes y que aborden los problemas reales que se producen en el entorno de trabajo dentro de la Unión Europea». En este momento, un 16% de los trabajadores -más que en 2005- teme que pueda perder el empleo y mantiene un «pesimismo en cuanto a la situación económica». En este caso, el 43% de los contratados temporales considera que los trabajos que tienen los pueden perder en cualquier momento.

La crisis económica ha traído algunos elementos positivos, como la reducción de la jornada de trabajo. En este dato hay que comprender que se ha reducido la jornada porque han aumentado también los despidos de trabajadores temporales y se están realizando más contratos a tiempo parcial, que están siendo ocupados por mujeres lo que las sitúa en peores condiciones de vida, porque trabajar menos supone reducir los salarios. En este momento, el 12% de los trabajadores cuenta con jornadas semanales por encima de 48 horas, aunque en 2000 se elevaba al 15%. En 1991, la jornada laboral semanal se encontraba en 40,5 horas y en la actualidad, en 37,5 horas.

Otro 18% de los trabajadores se declara «insatisfecho» con la conciliación de la vida laboral y familiar. Un 30% de los trabajadores afirma estar expuestos a ruidos elevados durante más de un cuarto de su jornada de trabajo; otro 15% respira vapores y sustancias químicas y un 23% de los mismos se lamenta de trabajar a temperaturas bajas, que perjudican la salud.