Linda Lee Bukowski: «Cuando entro en su oficina, a veces todavía siento el olor de Hank»
Linda Lee Bukowski, la última esposa y musa de Charles «Hank» Bukowsky, vive todavía en la casa que compartieron juntos en California, donde el «fantasma» y el olor del artista siguen intactos tras su muerte.Romain RAYNALDY-AFP | LOS ÁNGELES
Tímida, como lo era Charles «Hank» Bukowski (1920-1994), y poco aficionada a las apariciones públicas, Linda Lee ha hecho una excepción para la exposición que el museo Huntington de San Marino, en el norte de Los Ángeles, dedica al autor. La muestra, abierta hasta el 14 de febrero de 2011, se ha llevado a cabo gracias a los archivos, manuscritos y fotografias que la viuda ofreció a la pinacoteca. Es sobre un banco de la biblioteca del museo donde esta mujer menuda y sonriente desgrana, con una voz grave y dulce, sus recuerdos al lado de uno de los gigantes de la literatura americana del siglo XX.
«Esta exposición es algo muy personal para mí ya que es el resultado de años largos», dice. «Estoy muy contenta con este proyecto, pero también muy nerviosa porque no estoy acostumbrada a hablar así. Estoy aprendiendo a ser una persona pública», añade.
«A Hank tampoco le gustaban las apariciones públicas. Era un hombre tímido, individualista y casero. Es por ello que bebía tanto: era demasiado difícil, para él, hacer frente a su vida social, consideraba que era una pérdida de tiempo», dice. «Prefería estar con su máquina de escribir o cenar en casa de Musso and Frank», histórico restaurante de Los Ángeles, situado sobre Hollywood Boulevard.
Autobiográfico
Bukowski, asociado a la ciudad de Los Ángeles, donde casi vivió toda su vida, conoció la gloria bastante tarde, después de una infancia difícil y tras varios años de aburrimiento en el correo americano, donde trabajó durante 14 años.
Escribió poemas y noticias a lo largo de toda su vida, pero comenzó a vivir de su arte a partir de los 46 años, cuando la editorial Black Sparrow Press le propuso una oferta de 100 dólares al mes para poder dedicarse a la escritura.
«Jamás hablaba de su trabajo, pensaba que le traería mala suerte», explica Linda Lee. «A veces escribía poemas en plena noche. Bebía un vaso y me lo leía. Pero esto pasaba sólo una vez al año. Por lo general no mostraba sus trabajos a nadie, los enviaba todos directamente a su editor», apunta.
Bukowski compartió relaciones con numerosas mujeres en su vida y se inspiraba en sus experiencias múltiples para escribir, con un estilo «bruto, simple y fácil» que adoraba. Su viuda reconoce que descubrir su intimidad en una novela o un poema era a veces «muy molesto. Pero eso es vivir con un escritor», añade.
«Escribía siempre sobre la gente con la que vivía, los que le rodeaban, su familia, sus amigos. Sabía que un día u otro me encontraría a mí misma en sus obras. Pero nunca lo busqué», dice.
Sin embargo, asegura que sólo la escritura ha hecho que vuelvan a encontrarse. «Éramos muy diferentes, él estaba en California y yo en la costa Este, teníamos pasados muy distintos. Pero teníamos el mismo sentido del humor y el mismo mundo interior», observa.
A pesar de las distancias que vivieron en sus vidas, hoy en día Linda Lee vive en la casa donde se habían instalado a San Pedro, ciudad costera del suburbio meridional de Los Ángeles.
«Es como si verdaderamente viviera con un fantasma», apostilla. «La casa es idéntica. No cambié nada, su oficina es exactamente la misma que cuando murió».
«Es como vivir en un museo, porque todo está allí, salvo él», dice. «En ese lugar me siento muy triste, lloro cada día. Por la tarde, entro en su oficina y a veces todavía siento allí el olor de Hank».