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Análisis | Congreso del Partido Verde

Los Verdes, rumbo a renovar el sistema político alemán

Alemania está viviendo la transformación de su paisaje político. Los grandes partidos, CDU y SPD, están en declive y los grandes medios están abriendo el camino hacia el poder a los Verdes. Este viaje, que podría parar primero en sendos gobiernos regionales en 2011 para terminar en 2013, quizás en la Cancillería de Berlín.

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Ingo NIEBEL Historiador y periodista

Por medio de estas líneas, el autor repasa lo que ha dado de sí el congreso del Partido Verde, que coincide además con un momento en el que las encuestas reflejan un aumento considerable de la popularidad, frente a la coalición de la CDU con el FDP.

En Berlín, el bipartito de la canciller Angela Merkel (CDU) con el partido liberal (FDP) ha perdido el apoyo de la mayoría social en el país. Si en estos días tuvieran lugar las elecciones, los Verdes podrían negociar con el SPD, como socio minoritario, el reparto de los ministerios. Es la primera vez en los treinta años de existencia de este partido ecologista que tanto a nivel nacional como también en dos de los 16 estados federales se sitúa por delante de la socialdemocracia.

En este ambiente de auge, que se ve acompañado por una favorable cobertura informativa, la formación, que oficialmente se llama Alianza90/Los Verdes, reunió en Friburgo a sus delegados este sábado, para que determinasen el rumbo político.

En comparación con las caóticas asambleas de la época fundacional, caracterizadas por una democracia de base llevada hasta el extremo con debates maratónicas incluidos, la convención duró solo 15 horas y terminó sin grandes sorpresas.

Los congregados confirmaron la actual cúpula del partido, representado por los dos copresidentes, Cem Özdemir y Claudia Roth. Desde la segunda fila, sigue operando también dentro del partido el jefe del grupo parlamento en el Bundestag, Jürgen Trittin. El ex ministro federal de Medio Ambiente y coartífice de la salida de la energía nuclear hace una década está considerado como un hipotético candidato a canciller, mientras que Roth representa al denominado ala «izquierdista» de los Verdes.

En cambio, a Özdemir, primer alemán de origen turco que ha llegado a ser jefe de un partido de Alemania, representa a los «realos», una corriente que desde siempre ha dado prioridad a lo políticamente oportuno por encima de los principios.

Aunque los Verdes se han integrado completamente en el sistema político, dejando muy atrás su imagen antisistema, sí han conservado la costumbre de causarle algún problema a la Ejecutiva. En este caso, el congreso decidió vetar la participación de los Verdes en el comité que quiere llevar los Juegos Olímpicos de invierno a Munich en 2018. Esto no ha sido una bofetada para Roth, que defendió esa opción con el beneplácito de los demás dirigentes.

De esta forma los Verdes han mostraron que después de haber dejado de ser un partido pacifista al apoyar las guerras contra Yugoslavia y Afganistán en 1999 y desde 2001, respectivamente, intentan conservar su carácter ecologista.

Siguiendo esta línea el congreso decidió que habría que acelerar el abandono de la energía atómica, recientemente reanimada por Angela Merkel, y la protección de las empresas energéticas municipales. El tema que más ampollas ha levantado después del congreso ha sido decisión de crear un «seguro ciudadano» que debe acabar con la existencia de los seguros de enfermedad estatales y privados.

El lunes la prensa, que apoya a los Verdes en su auge, analizó con cierta mirada crítica los resultados de Friburgo.

El «Süddeutsche Zeitung» (SZ), diario liberal de Munich, criticó la decisión sobre los Juegos Olímpicos como «populismo», que va en sintonía con la participación de destacados dirigentes en las recientes manifestaciones antinucleares y contra la macroestación subterránea de Stuttgart. «Sin duda alguna, los Verdes siguen siendo el partido más innovador de todos, pero también para hacerse daño», comentó el rotativo y concluyó: «Los héroes verdes de las encuestas necesitan elecciones para conseguir la responsabilidad que se merecen».

«Pero al final, un partido verde, que asume la responsabilidad para todos, tendría que apoyar también aquellos proyectos que no son verdes», recuerda el buque insignia de la prensa económica alemana, el diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung» (FAZ). No obstante, no olvidaron a mencionar que Özdemir ya había preparado a los delegados de que tenían que aceptar la construcción de presas y de torres de alta tensión por encima de sus principios ecologistas.

Desde la derecha, al rotativo «Welt», le pareció más importante señalar que la subida de varios impuestos que los Verdes quieren aplicar a la clase media afecta en primer lugar a aquellos que podrían ser sus futuros votantes.

Desde el ámbito opuesto, el «Neues Deutschland», órgano del partido socialista Die Linke, subraya que, en la oposición, los Verdes se han presentado como el «centro izquierda». «Pero quien tan decididamente quiere gobernar pronto volverá a llegar el `centro'», matiza, haciendo alusión al eslogan del «nuevo centro» que creó el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder cuando gobernó con los Verdes entre 1998 y 2005.

Mientras el Linke espera poder quitar votos a la izquierda de los Verdes, se notan las ganas de los medios tradicionales y de los intereses, que representan que el partido de Özdemir y Roth se convierta en el punto de referencia para la clase media que está dando la espalda a la CDU y al SPD.

Su objetivo estratégico sería llevar el sistema político a una nueva fase sin tocar sus cimientos económicos ni los centros de poder.

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