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La inseguridad en las minas

Escasas posibilidades de hallar con vida a los mineros neozelandeses

Las esperanzas de hallar con vida a los 29 mineros, 24 neozelandeses y cinco extranjeros, atrapados tras el estallido de una explotación de carbón se reducen a cada hora que pasa. Dos compañeros lograron salir tras el accidente, registrado el pasado viernes por la tarde.

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Chris FOLEY (AFP) | GREYMUTH

Las esperanzas de encontrar vivos a los 29 mineros dados por desaparecidos desde hace tres días en una mina de Nueva Zelanda disminuyen a cada hora que pasa pese a las declaraciones optimistas del primer ministro, John Key.

«Seguimos siendo optimistas. Mantenemos la esperanza aunque es cierto que nos preparamos para cualquier eventualidad, incluida la posibilidad de que hayan muerto después de todo el tiempo que ha pasado», señaló el comandante de la Policía, Gary Knowles.

El director de la mina de carbón donde se produjo la explosión el pasado viernes a las cuatro de la tarde (hora local), Peter Whittall, coincidió ayer a la hora de mostrar sus dudas. «La realidad es que no tenemos ninguna novedad desde que dos hombres lograron salir de un hueco de la cueva. Para las familias, esto se está haciendo cada vez más difícil a cada hora que pasa», señaló a los periodistas.

Estas declaraciones han supuesto un jarro de agua fría tras las esperanzas suscitadas por las optimistas declaraciones de primer ministro neozelandés. «La información de que dispongo es que hay oxígeno en la mina y que hay esperanzas de que los mineros hayan logrado refugiarse en algún pozo con suficiente reserva de oxígeno y de que sigan vivos», apuntó.

Ningún contacto

Desde el momento del estallido, hace cinco días, no ha habido ningún contacto con los 29 mineros, enterrados en la explotación Pike River, situada en la costa oeste de la Isla del Sur de Nueva Zelanda.

Los servicios de socorro no habían podido acceder ayer lunes al interior de la mina por la fuerte concentración de gas tóxico de la que han alertado las pruebas realizadas.

El director del yacimiento aseguró que los trabajos de un hueco, de 15 centímetros de diámetro e iniciado el pasado domingo a lo largo del túnel, esperaban a ser concluidos a última hora de ayer. En el momento de redactar estas líneas faltaban por perforar 25 de los 135 metros de distancia. Se trataría de sacar muestras de la concentración de gas y de introducir bajo tierra una pequeña cámara de vídeo que daría información sobre la situación tras la explosión.

A 2,5 kilómetros del acceso

Según las previsiones, los mineros enterrados se hallarían a escasos 150 metros de la superficie. El problema es que en el momento del accidente se hallarían a 2,5 kilómetros de la entrada de la mina.

Tras la explosión, dos mineros lograron salir por un hueco tras una lenta progresión que duró dos horas por un túnel lleno de gas tóxico. Daniel Rockhouse, de 24 años, acababa de bajar en el furgón que servía para transportar el carbón, a unos 2 kilómetros de la salida del túnel, cuando una fuerte explosión le hizo caer al suelo y golpearse contra la pared rocosa.

«Me desperté y estaba rodedado de una humareda blanca, peor que un incendio. Me di cuenta enseguida de que era monóxido de carbono», recordó tras salir a la superficie junto con otro minero, Russell Smith.

Antes de salir, miró hacia atrás buscando un signo de vida. «No creo que nadie esté vivo», señala. Los desaparecidos, de edades entre los 17 y los 62 años, son 24 neozelandeses, dos australianos, dos británicos y un sudafricano.

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