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China advierte contra las maniobras militares de Washington y Seúl

En la línea de sus llamamientos a la contención a todas las partes en el conflicto coreano, China ha mostrado su oposición a las anunciadas maniobras militares conjuntas entre EEUU y Corea del Sur en el mar Amarilllo, parte del cual está en la zona económica exclusiva del gigante asiático. Todo apunta a que Washington mantiene la estrategia de alimentar la tensión ante las mismísimas narices de Beijing.

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Dabid LAZKANOITURBURU

China puso en guardia ayer a EEUU y a su aliado surcoreano ante las maniobras militares anunciadas a partir del domingo y que tendrían como escenario la zona económica exclusiva del gigante asiático.

«Nos oponemos a toda acción militar no autorizada en el interior de la zona económica exclusiva de China». advirtió el portavoz del Ministerio de Exteriores, Hong Lei.

La zona económica exclusiva (ZEE) de un país va más allá de sus aguas territoriales y puede extenderse hasta las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de sus costas, donde ejerce su soberanía económica (pesca, explotación de fondos marinos...)

«La situación actual en la península coreana es complicada y sensible y todas las partes deben dar muestras de contención, obrar en favor de un parón de las hostilidades y del mantenimiento de la paz y la estabilidad en la península, y no lo contrario», insistió.

La zona económica exclusiva de China incluye la mitad oriental del mar Amarillo, en el que EEUU y Corea del Sur van a llevar a cabo las maniobras,

La advertencia es la primera alusión directa de China a las maniobras de EEUU y Corea del Sur, después de haber adoptado en los últimos días un tono neutral, Beijing se ha negado a ceder a las presiones, que insistían en que asumiera los incidentes en Yeonpyeong como un «ataque norcoreano» y los ha calificado como un intercambio de artillería entre las dos Coreas.

El pasado miércoles, el primer ministro chino, Wen Jiabao, declaró desde Moscú que su Gobierno «se opone a provocaciones militares en cualquiera de sus formas» en la península coreana, sin señalar a uno u otro país, y pidió a todas las partes «la máxima contención».

Presión indirecta

Esta insistente llamada a la contención ha sido duramente criticada por Occidente, que insiste en que China debería presionar a su aliado haciendo suya la versión maniquea que ahonda en la división de Corea añadiendo la de buenos (sur) y malos.

No hay ninguna duda de que Beijing ha dado sobradas muestras de que busca un acuerdo negociado para resolver la cuestión coreana. En buena parte por propio interés. No en vano Corea del Norte es un aliado comercial y comparte frontera con China, lo que supone un riesgo en caso de crisis.

China es desde 2003 el anfitrión del diálogo a seis (China, EEUU, las dos Coreas, Japón y Rusia) para la desnuclearización en la península coreana, que lleva paralizado desde finales de 2007. Beijing asiste con una mezcla de paciencia y preocupación creciente al enconamiento de las posiciones de ambos bandos; por un lado de Pyongyang, que ha protagonizado desde 2006 dos ensayos nucleares y sigue sacando músculo en un intento de forzar a EEUU a que se siente a dialogar; y del otro, de EEUU y de su aliado surcoreano, presidido por el halcón Lee Myung-bak, quien desde su llegada al poder ha hecho todo lo posible por romper lazos y provocar al régimen norcoreano.

Analistas occidentales aventuran estos días la hipótesis de que Beijing tendría escaso margen de maniobra e incluso poco ascendiente real sobre Pyongyang. Lo burdo del argumento no se sostiene por ningún lado.

La cuestión es otra. La insistencia de EEUU y de su aliado surcoreano en mantener la inestabilidad en la zona tiene un objetivo que va más allá del régimen norcoreano y apunta a la propia China.

Al que menos interesa una guerra abierta prácticamente en sus aguas jurisdiccionales -aparte de a la propia población coreana de ambos lados- es a China. De ahí el intento de moverle el suelo en su retaguardia.

Corea del Norte responde con sus propios ejercicios militares

El sonido de varios disparos de artillería efectuados dentro del territorio norcoreano llegó ayer hasta la isla surcoreana de Yeonpyeong, donde el pasado martes cuatro personas murieron en un intercambio de fuego artillero entre las dos Coreas, informó la agencia local Yonhap.

Según fuentes militares surcoreanas citadas por Yonhap, el fuego no estuvo dirigido contra objetivos de Corea del Sur y parece formar parte de un entrenamiento militar rutinario de las fuerzas norcoreanas. El traqueteo desató la alarma entre los pocos residentes que permanecen en Yeonpyeong, algunos de los cuales acudieron a los refugios al oír las explosiones, indicó la agencia surcoreana.

Un portavoz militar insistió en que ningún obús cayó en las aguas de la línea de demarcación intercoreana del mar Amarillo (mar Occidental), donde este domingo Corea del Sur y EEUU tienen previsto iniciar cuatro días de maniobras militares conjuntas..

Pyongyang no reconoce la línea de demarcación en el mar Amarillo, trazada por el comando de la ONU (léase EEUU) al final de la guerra de Corea (1950-1953), ya que serpentea demasiado cerca de sus costas.

Por otro lado, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, nombró a un general, exresponsable de la Junta de Jefes del Estado Mayor, como nuevo ministro de Defensa, aunque aun debe ser ratificado por el Parlamento. Se trata de Kim Kwan-jin, de 61 años de edad.

El general Kim será el encargado de dirigir el reforzamiento espectacular de la presencia militar surcoreana en las islas en disputa. GARA

ONU

El relator especial de la ONU en Corea del Norte, Marzuki Darusman, pidió a la comunidad internacional que envíe ayuda al país y que inicie un proceso de diálogo con Pyongyang.

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