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La prueba de fuego para Iñárritu sin su guionista Arriaga

«Biutiful»

Alejandro González Iñárritu no ha salido muy bien parado de la guerra de egos que mantuvo con su guionista Guillermo Arriaga, que condujo a una ruptura creativa sin vuelta atrás. La crítica desplazada al Festival de Cannes no dudó en remarcar que su cine ya no es el mismo, que le falta el complemento necesario de quien mereció ser reconocido como coautor.

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Mikel INSAUSTI |

La ruptura entre Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga trajo mucha cola, tanta como para que toda la crítica haya estado esperando a los respectivos trabajos por separado de ambos para emitir un juicio al respecto. El primero en iniciar su carrera en solitario fue el guionista, que se pasó a la dirección con «Lejos de la tierra quemada», una ópera prima interesante pero carente del impacto provocado en su momento por «Amores perros», que fue la primera colaboración de la pareja artística ahora rota.

Por su parte, Iñárritu se lo ha pensado más y le ha costado terminar «Biutiful», recibida en el Festival de Cannes con división de opiniones y una total unanimidad a la hora de sentenciar que con los guiones de Arriaga hacía mejores películas.

Vistas así las cosas, no cabe otra cosa que concluir que ambos han salido perdiendo. Está claro que se necesitan, y si no remontan pronto en sus respectivas trayectorias no sería de extrañar que se diera la reconciliación. Según ellos, esto no puede ser, puesto que acabaron muy mal y el distanciamiento no debería tener vuelta atrás. Al parecer, Iñárritu se quejaba de que Arriaga quería apropiarse de sus películas haciendo guiones cada vez más personales y distintivos de su particular estilo narrativo fragmentado y entrecruzado. Y su oponente aducía todo lo contrario, al entender que no se le reconocía como coautor.

El problema para Iñárritu era que las películas que le habían dado fama mundial dependían de esa compleja estructura narrativa propia de Arriaga, con lo que, para su primera película sin el guionista, no iba a tener otro remedio que cambiar de registro.

«Biutiful» presenta un gran cambio estructural, al tratarse de una historia lineal. Las únicas fracturas espacio-temporales que pueda haber se dan en la cabeza del protagonista, cuyo relato viene a ser la crónica de un muerto viviente, de alguien que repasa su vida cuando ya está prácticamente muerto.

Barcelona no es bona

En el Festival de Cannes se escribió y se dijo de forma repetida que Javier Bardem salva la película. Por algo Iñárritu depositó en él toda su confianza para el éxito internacional de «Biutiful». Bardem no sólo personifica el drama vital y social expuesto, sino que además es el guía autorizado para visitar una Barcelona oscura y marginal que no aparece en las guías turísticas. El doble juego no escapa a nadie, dado que fue Bardem también quien prestó su imagen a «Vicky Cristina Barcelona», donde Woody Allen prefería mostrar la cara más amable de la ciudad.

Bardem no le tiene miedo a tan drástica transformación, convencido de que un actor debe dominar por igual el reino de la luz y el de las sombras. Pero una misma ciudad no puede ser para un cineasta «blanco» y para el otro «negro». Tanto Iñárritu como Allen han resultado ser maniqueos en direcciones opuestas, porque el verdadero retrato de Barcelona, al igual que el de cualquier otra gran ciudad, habrá de estar hecho de claroscuros.

En lo tocante a Iñárritu, se le ha achacado más que nunca, a cuenta de «Biutiful», que su negrura empiza a ser una pose. El no futuro vende entre la clientela descontenta, aunque para ello haya que negar al resto el derecho a la esperanza. Hoy en día existe un turismo de la pobreza, un querer presentar la multicultularidad en sus aspectos más negativos, con las fotografías recurrentes de los manteros africanos y de los chinos de las falsificaciones de ropa.

Y siempre está detrás de todo la mala conciencia, ya que el Uxbal que encarna Bardem, una vez desahuciado por los médicos, trata de redimirse de su pasado como explotador de trabajadores ilegales, ya sea en la venta callejera o en los talleres clandestinos. En las dos horas y media que dura «Biutiful», Iñárritu parece querer enseñarlo todo, aunque es poco creíble que tanto cúmulo de fatalidades y de males coyunturales puedan concurrir a la vez en una sola persona. Junto a la problemática laboral está la familiar, con conflictos añadidos como padre, como marido y como hermano.

Incidente en la cima de Beriain.

El rodaje de «Biutiful» se alargó durante casi un año entero, tiempo más que suficiente para que se dieran todo tipo de incidentes. En Barcelona se produjeron auténticas escenas de pánico, debido al realismo con que se rodaron las imágenes de redadas policiales contra los manteros. Más cerca, en lo alto del monte Beriain y la vista majestuosa que domina la Sakana, tuvo lugar la polémica visita del consejero navarro Corpas al equipo de la película. El motivo era sacarse la pertinente foto oficial, pero la prensa achacó al responsable de la Consejería de Cultura la utilización de un helicóptero de emergencias, en lugar de subir por otros medios. Ese tipo de helicópteros están reservados para incendios, rescates o transporte de heridos.

Otra de las anécdotas relacionadas con «Biutiful» tiene que ver con su estreno en México. Se organizó un falso estreno en una remota localidad sin apenas habitantes, porque las normas de los Óscar dicen que la película tiene que haberse estrenado antes del 30 de setiembre para poder optar a la estatuilla de Mejor Realización de Habla No Inglesa.

De esta manera no se quería perjudicar al posterior lanzamiento masivo en las salas de todo el país azteca. No hay que olvidar que la Academia de Cine de México siempre ha confiado en Alejandro González Iñárritu para representarles en los Óscar. Sin embargo, para la prensa mexicana ha sido un duro revés el que los analistas internacionales únicamente le vean posibilidades reales de optar al Óscar a Javier Bardem. Al final, la promoción se va a volcar en el apoyo a esa candidatura personalizada.

Alejandro González Iñárritu y sus dramas de la perra vida

Alejandro González Iñárritu comenzó como realizador en la cadena de televisión mexicana Televisa, para la que hizo el mediometraje «Detrás del dinero», protagonizado por el cantante Miguel Bosé, y que seguía la historia de una billete de cien dólares que va de mano en mano. Cinco años después, en 2000, dirigió su primer largometraje «Amores perros», que continúa siendo su obra mejor considerada, y que debe gran parte de su impacto al guión de Guillermo Arriaga. La película ganó once premios Ariel del cine mexicano y triunfó en el Festival de Cannes dentro de la Semana de la Crítica. Con su guionista se encaminó hacia Hollywood, donde rodó «21 gramos» con un reparto estelar compuesto por Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts. Esta vez se llevó el Premio del Público en Venecia. Con su siguiente «Babel» obtubo el Premio al Mejor Director en Cannes, gracias al respaldo de Brad Pitt, que encabezó un cartel en el que también estaban Cate Blanchett y Gael García Bernal. Su filmación en tres continentes y falta de unidad dramática generó dudas y el desencuentro artístico entre Iñárritu y Arriaga. El guionista empezó una carrera en solitario dirigiendo «Lejos de la tierra quemada». M. I.

Javier Bardem sigue cosechando premios

Javier Bardem recibió en el Festival de Cannes el Premio al Mejor Actor por «Biutiful», y eso ha hecho que aparezca entre los favoritos en las primeras quinielas de los Óscar. Parece excesivo, teniendo en cuenta que ya consiguió una estatuilla dorada por su trabajo en «No es país para viejos», pero entonces fue al Mejor Actor Secundario. Son reconocimientos que hacen olvidar sus apariciones más rutinarias en películas comerciales de Hollywood, como en «Come, reza, ama» o en «El amor en los tiempos del cólera». Pero sus próximos proyectos en la meca del cine apuntan hacia una mejor selección de papeles, con una exigencia artística más alta. Figura en el lujoso reparto de «The Burial», la nueva creación del maestro Terrence Malick, junto a Ben Affleck, Rachel Weisz, Rachel McAdams y Olga Kurylenko. En la producción inglesa «The Galapagos Affair» formará un sugestivo trío con Juliette Binoche y Kristin Scott Thomas. También se anuncia su participación en «Potsdamer Platz», un thriller de acción y espionaje dirigido por Tony Scott, donde estarán Jason Statham, Mickey Rourke, Christopher Walken y Johnny Hallyday. M. I.

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