La violencia juvenil en el Glasgow de hace cuatro décadas
«Neds»
Se estrena la última película ganadora de la Concha de Oro en el Donostia Zinemaldia, dirigida por el prestigioso actor y cineasta escocés Peter Mullan. Obtuvo otro premio más para el joven actor Connor McCarron, por su interpretación de un chico con talento malogrado por un sistema educativo clasista que le relega a la marginalidad periférica del pandillerismo.
Mikel. INSAUSTI |
«Neds» habla de los condicionamientos sociales, de las dificultades con las que se encontraba un joven de clase trabajadora para salir adelante hace cuatro décadas en los barrios periféricos de Glasgow. El joven protagonista es un chico prometedor, un estudiante de gran talento, pero al que el entorno deprimido en el que vive no permite desarrollar todo su enorme potencial. El ambiente familiar tampoco es el propicio y, a la figura de un padre maltratador y alcoholizado, se suma la de un hermano pandillero cuya fama negativa le precede. En el instituto su apellido ya le deja marcado, siendo objeto de las injusticias de un sistema educativo clasista que no concede oportunidades a los que vienen de abajo, aunque hagan méritos para ganárselas.
Ante la falta de estímulos, el chico llega a sentir que el esfuerzo escolar no merece la pena y tira la toalla, dejándose llevar por la rabia inconformista volcada en la violencia juvenil y los enfrentamientos entre pandillas rivales. Peter Mullan es consciente de que se han hecho ya muchas películas sobre hooligans, hasta el punto de que las escenas de peleas callejeras no pueden resultar originales. Tal vez por ello busca un toque diferente, y así se permite romper el tono realista mediante imágenes oníricas. La de la aparición de Jesucristo queda totalmente fuera de lugar, mientras que la imagen final del protagonista caminando entre los leones del zoo funciona mucho mejor gracias a su carga alegórica. Su simbolismo resume muy bien lo que cuesta abrirse paso en medio de las tensiones ambientales, y eso exige tener un gran autocontrol y madurez, algo que no se le puede pedir a un adolescente. Es en ese punto en el que la responsabilidad pasa a los encargados de la educación de las nuevas generaciones.
El hecho de que Ken Loach descubriera a Peter Mullan como actor en «Riff-Raff» y de que después el escocés ganara el Premio de Mejor Actor en Cannes por «Mi nombre es Joe», ha contribuido a relacionarles en exceso. Pero Mullan también ha actuado para Danny Boyle, Mike Figgis o Michael Winterbottom. Además, en su trayectoría de cineasta ha demostrado una sobrada independencia. En 1995 ya empezó a ganar premios con su aclamado cortometraje «Fridge», muy influido por el cine en blanco y negro de Elia Kazan. Dos años después obtenía varios premios menores en la Mostra de Venecia con su ópera prima «Orphans», a la que le seguiría en el 2002 «Las Hermanas de la Magdalena», con la que volvería a Venecia para llevarse el León de Oro a la Mejor Película.
Ha quedado como el más polémico de sus tres largometrajes, al denunciar la represión ejercida en Irlanda por las religiosas católicas. El tema de la educación se mantiene como una constante de su obra en «Neds», esta vez en referencia al ambiente de Glasgow en el que se formó a principos de la década de los 70. M. I.