La cesta punta femenina es un deporte desconocido para la mayoría de los y las pelotazales, aunque cada vez son más las que cesta en mano saltan a los frontones en un deporte dominado mayoritariamente por los chicos. Todavía no son muchas, pero la demostración que hicieron en el pasado Mundial de Pau sirvió para que se diesen a conocer.

Catalunya es el lugar donde más se practica esta modalidad, aunque en Euskal Herria ya hay algunas que han dado el paso enfrente. «Hay una chica de Biarritz y un par en Markina», comenta Mariona Cañes, la mejor puntista, que es catalana. Y es que Catalunya es el país donde más chicas juegan. «Ahora mismo estamos muy pocas jugando a la cesta. En Catalunya estamos unos nueve. Luego, hay dos hermanas francesas y tres vascas. Una en Biarritz y un par en Markina. Desconocemos si hay más chicas». dice Cañes.

Todas las que juegan se conocen y se reúnen para jugar entre ellas. «Empezamos a conocernos por internet y nos juntamos varias veces al año. Unas veces en Pau, otras en Barcelona, según donde podamos allí nos vamos y todas las que podemos nos juntamos un fin de semana y jugamos entre nosotras».

De momento tienen complicado disputar partidos oficiales. «En Catalunya estamos nueve, por lo que al menos podemos jugar algún torneo. Luego es más complicado. Las francesas son dos y las vascas tres. De todas formas entre las que estamos sí podríamos disputar campeonatos y sí que nos gustaría que alguien los pudiera organizar», afirma la catalana Cañes.

El Mundial como escaparate

El Campeonato del Mundo fue una gran ocasión para exhibirse. La mayoría de la gente que fue a ver el partido entre Brasil y Filipinas se quedó sorprendido al ver que antes del encuentro que habían decidido presenciar, había uno de chicas. «Para nosotras fue importante. Jugar con el frontón casi lleno y poder demostrar que también sabemos jugar a la cesta fue bonito, aunque sólo pudimos jugar a diez tantos», señala Mariona.

La catalana también quiso explicar como les llegó la oportunidad de tener un partido durante el Mundial: «Nosotras conocíamos a los organizadores de Pau. Como solemos ir allí varias veces al año a entrenarnos nos pusimos en contacto con ellos para que nos pudiesen dejar jugar y que la gente supiera que nosotras también jugamos. Al final nos dejaron, fue un paso importante».

De momento las que son están a gusto y no piensan en dejar, pero tienen claro que para que este deporte siga, es necesario que salgan más chicas. «La cesta es un deporte espectacular. A veces ves la velocidad que coge la pelota, la cesta en la mano, piensas que puede ser hasta peligroso, pero no lo es. Si los chicos llevan años y años jugando a esto, nosotras también lo podemos hacer. Además, una que vez que empiezas, luego te enganchas», dice la catalana.

Del futuro no quiere hablar, pero tiene claro que todo dependerá de la cantidad de chicas que quieran practicar la cesta. «Está claro que si no se apunta gente y no empiezan a jugar, esto aguantará hasta que nosotras queramos. Por eso sería importante que las chicas que les guste la cesta lo probasen y comenzasen a jugar. Sería triste que fuera un experimento de unas pocas y que en el momento que nosotras lo dejemos desaparezca la cesta femenina. Lo bonito es que esto fuera el comienzo de un deporte apasionante y no el comienzo y el fin. Si hay más chicas jugando se podrán organizar campeonatos, torneos, exhibiciones, de todo y eso mismo nos motivará a todas», afirma Mariona Cañes. De momento no son muchas, pero tienen mucha ilusión y seguirán en los frontones. Sueñan que alguna empresa las llame para que puedan disputar algún partido antes que los profesionales y puedan seguir promocionando un deporte que está dando sus primeros pasos entre las mujeres.