josé enrique zaldívar laguía veterinarios abolicionistas de la tauromaquia
«El toro no es apto para el esfuerzo y el castigo físico al que es sometido»
Ejerce de veterinario en Madrid, es autor de blogs, estudios y artículos sobre cuestiones veterinarias y de maltrato animal, y es el presidente de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia, cargo que le llevó a comparecer en el debate sobre los toros en el Parlament catalán.
Joseba VIVANCO |
Un parlamentario antitaurino comentó durante el reciente debate en el Parlamento de Gasteiz que si el toro gritase como el cerdo al ser sacrificado...
Pues sí, así es. Lo cierto es que el toro durante la lidia no vocaliza, o yo por lo menos así lo percibí en la única corrida que he visto en directo, aunque sí hay filmaciones en las que se le oye hacerlo. En la Comisión de Medio Ambiente del Parlament, en que se escucharon los argumentos en favor y en contra de la prohibición, el diputado Jordi Portabella presentó el vídeo de un torero entrenando la estocada, en el que los mugidos del toro eran evidentes cada vez que la espada atravesaba su cuerpo.
Los defensores del toreo dicen que el toro nace para la lidia.
Es falso. En todo caso, al toro lo hacen nacer para la lidia, cosa que no siempre consiguen. No se trata de un animal que haya aparecido como producto de la evolución, y que gracias al trabajo de los ganaderos no se ha extinguido. Hay gente mal informada, y que en ocasiones miente, sosteniendo que si este animal se extingue, desaparecerá una especie. ¿Qué especie? Mucha gente desconoce que son muchos los toros de lidia y vacas bravas que acaban en el matadero en edades muy tempranas porque su criador no los estima útiles para la lidia, es decir, que su vida es similar a la de cualquier otro bóvido criado para consumo.
Es decir, que no desaparecería en caso de prohibirse la lidia...
Son muchos los animales que han desaparecido cuando han dejado de ser útiles al ser humano. Muchas razas de bóvidos lo han hecho, y es evidente que si desaparecen las corridas de toros y los espectáculos populares en que el toro es protagonista, su crianza dejaría de tener sentido. Podemos pensar que llegado ese momento, que estoy convencido de que llegará, se podrían mantener un determinado número de ejemplares en espacios protegidos con el único fin de perpetuar la raza, y por lo tanto su existencia.
Por lo que dice, hay mucho mito en torno al toro y al toreo...
Nadie va a negar el simbolismo del toro a lo largo de la historia, pero no debe servir como argumento para sostener una tradición cruel y cruenta en la que se hace del sufrimiento y tortura de un ser vivo, un espectáculo.
Los defensores de lo taurino afirman que no sufre.
Lo primero que debemos hacer entender a la opinión pública es que este animal no es apto para desarrollar el gran esfuerzo físico que supone una lidia, agravado por el terrible castigo al que le someten en las diferentes suertes. Prueba de ello es la acidosis metabólica que padecen más del 93% de los toros que han sido analizados tras la misma. Esta acidosis viene provocada por la gran cantidad de lactato que se va acumulando en su sangre, y que proviene de la gran cantidad de ácido láctico que se va produciendo como consecuencia del ejercicio físico. La acidosis es un importante indicador de sufrimiento en los bóvidos. Pero la polémica seguirá mientras se pretenda confundir a la opinión pública con un argumento seudocientífico, el de que el toro, durante la lidia, y merced a una especial respuesta neuroendocrina, es capaz de sobreponerse al dolor, al sufrimiento físico y síquico, y entregarse a una lucha de igual a igual con el torero y sus subalternos.
¿Sin hablar de los daños directos que sufre el animal?
Las puyas lesionan más de treinta músculos, tendones, ligamentos, nervios, estructuras óseas, venas y arterias, y abren trayectos cuya profundidad media es de 20 centímetros. Un puyazo abre de media siete trayectos diferentes. En ocasiones traspasan la pleura, con lo que se va a provocar un neumotórax. Provocan una profusa hemorragia que no cesa hasta la muerte del animal, pero no es sólo la sangre que vemos brotar hacía afuera, sino la que va invadiendo las diferentes estructuras anatómicas, inclusive el canal medular. Las banderillas producen más daños en todas estas partes y aumentan la pérdida de sangre. Y la estocada, una espada de acero cortante de 80 centímetros, secciona todo lo que encuentra en su trayecto: grandes venas y arterias de la cavidad torácica, bronquios, pulmones, e incluso en ocasiones, va a traspasar el diafragma, y también llegará a pinchar la panza y el hígado del toro. Y no olvidemos el descabello, consistente en seccionar la médula espinal. Entiendo que una vez leído esto, nadie podrá negar el sufrimiento del toro durante la lidia y la tremenda muerte a la que es conducido.
Aquí en Euskal Herria son habituales las sokamuturras. ¿También deberían prohibirse?
Digamos que los encierros de vaquillas, si se respetan escrupulosamente los reglamentos, son un mal menor, aunque no debemos olvidar que estamos hablando de un animal herbívoro, y por lo tanto con una gran capacidad de sufrir estrés cuando se le saca de su medio natural. Existen algunos estudios sobre la respuesta hormonal de estos animales ante estímulos similares a los que perciben en los encierros, que demuestran que el sufrimiento síquico es muy alto. A nadie se le debe escapar que estos animales tienen emociones, que son capaces de sentir miedo, pánico incluso, y que por tanto tienen capacidad de sufrir. Yo creo que el trabajo está en hacer entender a la gente que acude a estos festejos, que se pueden divertir con otro tipo de cosas. Utilizar animales como entretenimiento puede y debe ser cuestionado.
Ejerce de veterinario en Madrid, es autor de blogs, estudios y artículos sobre cuestiones veterinarias y de maltrato animal, y es el presidente de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia, cargo que le llevó a comparecer en el debate sobre los toros en el Parlament catalán.
«Las puyas lesionan más de treinta músculos, las banderillas aumentan la pérdida de sangre, la estocada secciona todo lo que encuentra... Nadie puede negar su sufrimiento»