Barañain fue ayer escenario de un emotivo y sencillo acto en recuerdo del sexto aniversario de la muerte de Karmele Solaguren, victima de la dispersión que los estados español y francés aplican a los prisioneros políticos vascos.

Alrededor de 300 personas participaron en la manifestación bajo el lema «Dispertsiorik ez. Karmele, gogoan zaitugu» y en la que predominaron los gritos en contra de la dispersión. Tras recorrer las calles del municipio, la manifestación finalizó en la rotonda de la Amnistía, lugar en el que se brindó un sentido homenaje a la fallecida y sus allegados. Allí se procedió a la colocación de un monolito en recuerdo y homenaje a Solaguren, junto al que depositaron un ramo de flores. En el acto, en el que estaba presente José Luis Guerra, viudo de Karmele y también herido en aquel accidente, se bailó un aurresku en memoria de esta víctima de la política penitenciaria del Estado español. El homenaje concluyó con las intervenciones de Etxerat y del movimiento pro amnistía.

Karmele Solaguren perdió la vida el 6 de diciembre de 2004. Una placa de hielo en una curva en Noviercas (Soria) cercenó la vida de Solaguren cuando acudía a visitar a su hijo Ekain Gerra a la cárcel de Alcalá-Meco, cerca de Madrid. Desde entonces, cada año se organizan manifestaciones o concentraciones en Barañain para mantener viva la memoria de esta víctima de la política carcelaria.

Su marido, Jose Luís Guerra, que viajaba junto a ella, también resultó gravemente herido. El barañaindarra Ekain Guerra había sido detenido por las Fuerzas de Seguridad españoles en octubre de 2003 en una de las llamadas «redadas preventivas», y fue puesto en libertad sin cargos dos años más tarde.

La desgracia se cebó una vez más sobre esta familia, ya que el joven perdió la vida en junio tras caer de una bicicleta y ser arrollado por un vehículo en Iruñea cuando volvía de las fiestas del barrio de Errotxapea.