La muerte de 81 presos chilenos deja en evidencia el hacinamiento que padecen
La muerte de 81 presos como consecuencia de un incendio en la cárcel chilena de San Miguel, al sur de Santiago, sacó ayer a la luz las penosas condiciones de vida que se sufren en las prisiones del país sudamericano, marcadas por el hacinamiento y la sobrepoblación.
GARA |
Ochenta y un presos murieron ayer a causa de un incendio desatado en la cárcel de San Miguel, una sobrepoblada prisión del sur de Santiago de Chile, pero las autoridades temen que el número de víctimas aumente ya que hay doce heridos graves.
El siniestro, según los funcionarios de prisiones, se inició a las 5.30 [9.30, en Euskal Herria] tras una riña entre presos que quemaron colchones en la Torre 5 de la cárcel.
Tras recibir la alerta, los vigilantes llamaron a los bomberos, que llegaron en 20 minutos, pero no pudieron hacer nada para sofocar las llamas a tiempo.
En el sector sur fallecieron 66 presos, mientras que en el sector norte se registraron quince muertos, explicó el intendente [gobernador] metropolitano, Fernando Echeverría.
La mayoría de los heridos graves están afectados por quemaduras parciales y de las vías respiratorias, pero las autoridades temen que el número de víctimas aumente dada la gravedad de las heridas.
«Se actuó oportunamente y con prontitud, pero tenemos una sobrepoblación de internos», señaló el director de la Gendarmería, Luis Masferrer.
La cárcel de San Miguel está preparada para 1.100 presos, pero actualmente está ocupada por 1.961, una circunstancia que según las autoridades refleja la precariedad del sistema carcelario chileno.
«No podemos seguir viviendo con un sistema carcelario que es absolutamente inhumano», manifestó el presidente chileno, Sebastián Piñera, a su llegada a la Posta Central de Santiago, uno de los centros hospitalarios adonde fueron traslados algunos de los heridos graves.
Piñera, quien calificó lo sucedido como «una tremenda y dolorosa tragedia», afirmó que la situación de hacinamiento en las cárceles del país es «un problema heredado del pasado», en alusión implícita a los gobiernos de la Concertación.
La cifra de víctimas mortales podría aumentar en las próximas horas dada la gravedad extrema de los heridos.
«Esperamos que esto no ocurra, pero no podemos garantizar que el número de muertos no aumente», admitió Piñera.
Mientras los heridos son atendidos en varios hospitales de la capital chilena, decenas de familiares de los presos se agolparon en las inmediaciones de la cárcel a la espera de conocer la identidad de los fallecidos. Muchos de ellos montaron en cólera debido a la ausencia de informaciones sobre la suerte de sus allegados.